Salud: Inseguridad e incertidumbre

Revisando hacia atrás, cuesta observar en el pasado reciente un período donde la salud haya experimentado una crisis tan profunda como la actual. Inseguridad e incertidumbre son dos aspectos que describen con claridad lo que está ocurriendo en esta área y la sensación de fragilidad que percibe hoy la población y los pacientes ante tamaño descalabro.

La inseguridad se da en varios planos. Uno de ellos está relacionado con la violencia, ya que no son pocos los centros de salud del país donde el personal que atiende en estos recintos ha sido atacado o amenazado de manera frecuente, provocando un justificado temor y el desinterés de muchos profesionales de la salud por trabajar en el sistema público.

La inseguridad también está presente en quienes se atienden en la salud pública y observan con estupor cómo se alargan las listas de esperas y miles de personas fallecen esperando que el Estado les brinde un atención o cirugía oportuna que nunca llega.

A su vez, la incertidumbre se está generando por la enorme deuda que mantiene en la actualidad el Estado con los proveedores de la salud, lo que ha provocado la suspensión de procedimientos y tratamientos. Lo adeudado supera los 100 días de retraso, lo que implica impagos por varias decenas de millones de dólares, debido a la crisis presupuestaria que afecta a los servicios de salud, entre otras razones, por la mala gestión de estos recintos.

Hasta el inicio de este gobierno, el Estado pagaba con márgenes que no superaban los 40 días, ya que en la administración anterior se implementó la plataforma de pago automático, iniciativa que redujo sustancialmente los días de retraso en el pago. Sin embargo, el gobierno actual desactivó la plataforma hace dos años, y hasta ahora no la ha repuesto para la mayoría de los servicios de salud, que no tienen recursos para reducir la deuda.

Esta situación provocó la quiebra de algunas empresas el año pasado, y está obligando a muchas otras a realizar malabares financieros para sobrevivir. Sin embargo, el impacto también lo resienten los pacientes, que han experimentado un severo deterioro en la atención de salud que reciben, a tal punto, que son varios los hospitales que han debido suspender cirugías porque no tienen recursos para comprar dispositivos médicos necesarios para realizar las intervenciones, aumentando las cada vez más largas listas de espera en el sistema de salud.

Esta industria es un eslabón muy importante para el funcionamiento del sistema de salud, como para que el gobierno haga vista gorda a la urgencia de resolver un problema que se arrastra y que se puede profundizar aún más si es que el Ejecutivo no se hace cargo del asunto.

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