¡Diversos asesinatos han causado preocupación en el país! Todas las semanas hemos sido testigos de diferentes actos de violencia, lo más recientes, cerca de 17 homicidios en la Región Metropolitana. Los diversos episodios que han marcado la agencia nacional dejan al descubierto la urgencia de tratar estos problemas, pero ¿qué hacer? ¿Cómo trabajar el tema de la violencia, hoy? ¿Hemos normalizado la violencia como una manera de solucionar nuestros problemas?
La delincuencia común y el crimen organizado se han vuelto visibles y temidos por la sociedad, pero lo que mucho criticamos la ineficiencia en el aumento de las penas, quedan sueltos a las pocas horas y no sirve para disuadir los delitos. Nuestras relaciones sociales se han vuelto más hostiles afectando nuestra seguridad y calidad de vida. Los delitos se han vuelto más violentos, generando una percepción aumentada del problema de la inseguridad.
Es esencial entender que la educación emocional de los jóvenes comienza mucho antes que nazcan, es decir 20 años antes, a través de sus futuros padres. Los delincuentes de hoy fueron niños y niñas alguna vez, y en muchos casos crecieron en entornos carentes de afecto, comprensión y orientación adecuada y riesgos psicosociales, pobreza, drogas o delincuencia. Siendo padre, puedo asegurar que educar y criar no una tarea fácil y se incrementa cuando no tuviste una buena infancia, como suelen nombrar "la historia se repite". Construir relaciones significativas y respetuosas para no carecer y desarrollar la empatía, debemos regular, validar y legitimar nuestras emociones, pero si nadie nos enseñó ¿cómo enfrentamos a la sociedad?
Uno de los elementos que aborda la educación emocional, desde las competencias emocionales, es el trabajo para la toma de conciencia de un joven y que ésta sea de forma sistemática, continúa y permanente desde su pensamiento crítico.
Todos los ramales que están vinculados al mundo de la violencia nacen desde una desregulación de una emoción tan importante como es la rabia. Tenemos que dejar que los niños expresen los que sienten y debemos entender como padres que las emociones son parte importante de nuestro desarrollo integral como seres humanos.
Afrontarla desde la familia: La importancia de la educación emocional temprana. Puedo asegurar que como padre se vuelve una tarea desafiante si uno no tuvo una infancia positiva. La violencia muchas veces es un reflejo de lo que no se ha resuelto en la propia infancia. Si nadie nos enseñó cómo reconocer nuestras emociones, enfrentamos una gran desventaja al interactuar con la sociedad.
Impacto de la familia y la tecnología en la educación emocional. Las investigaciones indican que el 30% de la formación de valores ocurría durante las comidas familiares y actividades conjuntas. Hoy, los celulares, tabletas y redes sociales interrumpen esa calidad de presencia que antes existía. Es imperativo que, como familias, busquemos y cultivemos esos momentos de conexión genuina, ya que son fundamentales para el desarrollo emocional saludable de los jóvenes.
Algunas propuestas para afrontar la violencia:
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