Chile en llamas

"Tomen, coman, pero también piensen", Rubén Darío

De la zona centro-sur son las regiones más afectadas por los devastadores incendios forestales. Es imposible cuantificar todo el gigantesco e irreparable daño causado. Lo peor son las 26 víctimas que trágicamente han fallecidos. Yesenia Muñoz emblemática voluntaria de la 3ª Compañía de Bomberos de Coronel murió mientras combatía las llamas, un ejemplo de sacrifico y abnegación, inspira a seguir confiando en la generosidad altruista de chilenas y chilenos.

Viviendas, cosechas, herramientas, animales, mascotas, bodegas, vehículos y miles de hectáreas arrasadas por el fuego. Las comunas rurales sufren mucho más por la lejanía de los centros de socorro inmediato, una tragedia que conmueve a una nación entera, por su peligrosidad, intensidad, y consecuencias. Cientos de campesinos y sus familias han quedado con lo puesto, después de escapar con vida milagrosamente.

Gabriel Boric interrumpe de inmediato sus merecidas vacaciones, que iniciaba en Magallanes, para ponerse a la cabeza de las acciones gubernamentales, como es su deber El gabinete en pleno tras la misión de concurrir presto con los recursos estatales y legales para socorrer a tanta víctima inocente.

Es probable que este sea uno de los mayores mega-incendios que hemos sufrido, en la historia de nuestras calamidades: Adversidades que, con mucha frecuencia, nos recuerdan que somos un país sísmico. Pero al poco tiempo nos olvidamos de ellas. Salimos del paso con lo sea y con quien sea, a la chilena.

El Mandatario hizo un sentido llamado al sector público-privado para colaborar. Instituciones gremiales del empresariado, olvidando sus diferencias con el actual gobierno, reaccionaron, lo que gratifica el sentido humanista de sus componentes. Hacer carne la solidaridad en momentos aciagos no es fácil. La sociedad es pragmática y egoísta, solo le importa su metro cuadrado. Incluso que nadie se lo toque, aunque sea por una causa superior nacional.

La prueba del momento es si el "alma de Chile", como señalara el cardenal Raúl Silva Henríquez, se mantiene, conservando su amor por el prójimo, partiendo por las iglesias, las que deben comprometerse al máximo en esta tragedia, siendo consecuentes con evangelio que predican en nombre de Cristo, en beneficio de la humanidad.

La ayuda internacional de distintos países, varios de ellos latinoamericanos, se ha manifestado oportuna y generosamente, aun cuando también sufren sus propios problemas locales los efectos climáticos de la naturaleza. No han trepidado en enviar personal especializado y tecnología de punta para combatir los incendios. Sabiendo que esos voluntarios pueden encontrase frente a frente con la muerte. Esta actitud es de un valor inconmensurable, que no tiene precio, salvo dar las sinceras gracias mil veces.

Indigna conocer que han sido arrestadas varias personas des-criteriadas, acusadas de ser autores de estos incendios. Suma a estos desequilibrados, algunos jefes-patronales, que no otorgan permiso a los bomberos para acudir al llamado del deber. Como guinda de la torta, un empresario sureño impide a un helicóptero-cisterna cargue agua en una de sus piscinas-laguna. Es la cara fea del otro. Aquel que con su mezquindad atrae el repudio generalizado de todos los que trabajan desinteresadamente en esta gran causa. Salir de esta terrible emergencia.

Caso aparte son los especuladores de siempre, que se enriquecen con la desgracia ajena, ven una oportunidad para llenarse los bolsillos. Lo sufrimos con la pandemia, donde los precios de las materias primas de construcción, medicamentos, cajas de alimentos, y enseres sufrieron alzas descomunales. Las grandes cadenas de distribución no trepidaron en abusar sin compasión, sin que nadie le pusiera el cascabel al gato de rapiña. Ahora están en lo mismo. Fiscalizar es la tarea, es la labor del Ministerio de Economía, de inmediato control de precios, es indispensable frente a esta adversidad, el resto es música, muy desafinada, excusas que a nadie ya convencen.

Sin ánimo de dejar fuera a nadie, un reconocimiento a los funcionarios de Conaf y sus brigadas contraincendios, también a los cuerpos de Bomberos de Chile, que han acudido en masa. Las y los funcionarios de Salud. Las y los trabajadores municipales, y tantos héroes anónimos que, en silencio, están poniendo el hombro para mitigar el dolor y la tristeza ajena, que embarga tantos miles de damnificados, compatriotas nuestros que hoy sufren lo indecible.

Es de rectitud señalar la labor de las Fuerzas Armadas y Carabineros y la policía civil. Su rol es indispensable en tiempos de paz. Los jefes de la Defensa, de Ñuble, Biobío y La Araucanía decretaron toque de queda en 28 comunas a pedido de los pobladores afectados. El saqueo de los amantes de lo ajeno debe ser castigado con las máximas penas que la justicia permita. Que nadie se equivoque esto es simple y puro vandalismo que hay que erradicar, cueste lo que cueste, duela a quien le duela. Un llamado a don Francisco, para iniciar una gran cruzada nacional, que comprometa y conmueva al pueblo chileno, sin distingo alguno, a "dar hasta que duela", para que la solidaridad sea algo más que un verbo que recitar.

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