Estrés parental: ¡Hagamos nuestra parte!

En el mundo entero la salud mental ha sido uno de los principales motivos de preocupación después de la pandemia por Covid-19, incentivando estrategias como "Construyendo salud mental", que hace poco lanzó el Gobierno de Chile y que se suma a la campaña #HazTuParte de la OPS, para invitar a las personas, literalmente, a sentarse y conversar sobre este tema con tantas aristas para abordar.

El estrés parental es, sin duda, una de ellas. La crisis sanitaria, con las medidas de confinamiento y el teletrabajo, dejó al descubierto cómo los conflictos familiares pueden afectar el desempeño laboral y, al mismo tiempo, cómo las preocupaciones en torno al trabajo pueden influir en la vida familiar. Y si a esto agregamos la incertidumbre producto de los altos índices de desempleo e inflación que se registran a nivel mundial, las variables de impacto en la crianza se van acumulando.

El estrés puede afectar la comunicación en la familia, en la pareja, reducir las tareas compartidas y aumentar los desacuerdos. Los efectos de los conflictos en las relaciones pueden ir más allá del impacto en los padres: los problemas de comportamiento en los niños pueden también volverse comunes. La evidencia indica que los niños, niñas y adolescentes se desarrollan mejor en un ambiente tranquilo y predecible, pero como padres, madres y cuidadores puede ser difícil reaccionar calmada y consistentemente cuando se está bajo mucho estrés.

Además, estos niveles suelen verse incrementados por la idea de perfección que muchas y muchos tienen en torno a la crianza, haciendo que la exigencia constante por ser "el padre intachable" o "la madre perfecta" se convierta en un elemento de presión adicional. Lo más inquietante es que -además de la escasa socialización que experimentaron con los pares durante los confinamientos- el estrés parental ha sido señalado como uno de los factores detrás de la conducta agresiva de muchos niños, niñas y adolescentes.

Por eso es importante la preocupación en torno a la salud mental, ofreciendo también a padres, madres y cuidadores acceso universal y profesional a apoyo en temas de crianza, con el fin de fortalecer en las familias factores protectores, como lo son las relaciones cariñosas entre padres e hijos, los métodos positivos de disciplina y la búsqueda de información y ayuda.

Es natural que a lo largo del viaje de la crianza se presenten problemas con el trabajo, las relaciones y los altibajos financieros. No es posible controlar todo lo que pasa, pero sí se puede aprender a manejar el estrés que trae cada nuevo desafío. ¡Todos y todas quienes ejercen el rol de criar necesitan apoyo en algún momento y debiesen tener acceso a él de manera oportuna! Aprender a equilibrar trabajo, familia, relaciones y ser padre, madre o cuidador -todo sin perder la calma- requiere práctica y tiempo, pero puede marcar una gran diferencia, no solo para cada familia, sino para las comunidades y la sociedad completa.

Avanzar hacia una política pública que permita que la ayuda para la crianza llegue a cada padre, madre y cuidador, podría ser la clave para potenciar dinámicas sociales de respeto y buen trato, además de aportar a la salud mental de todos y todas.

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