La automatización de los procesos infunde temor a las y los trabajadores ante el riesgo de ser reemplazados por tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) cada vez más sofisticadas, como lo están siendo, por cierto, las sorprendentes versiones del ChatGPT y otras aplicaciones basadas en inteligencia artificial.
Hay datos que alimentan este temor, como los de Goldman Sachs que, en marzo de este año, en su informe sobre los efectos potenciales de la IA en el crecimiento económico aseguró que esta podría sustituir hasta una cuarta parte del trabajo actual: "La extrapolación de nuestras estimaciones a nivel mundial sugiere que la IA generativa podría exponer el equivalente a 300 millones de empleos en algún grado a la automatización en los países desarrollados". La OCDE, en su informe del 2019 sobre "Percepciones de empleo", aseguraba que el 14% de los empleos existentes -en los países OCDE- podrían desaparecer en los próximos 15 a 20 años como resultado de la automatización, pero agregó: "Es probable que otro 32% cambie radicalmente con la automatización de las actividades individuales".
Este desasosiego, quizáa, también recorrió a las y los trabajadores ante los asombrosos avances tecnológicos de la primera Revolución Industrial, iniciada a mediados del Siglo XVIII en Gran Bretaña. Pero si revisamos los análisis del devenir de estas disrupciones en el mundo del trabajo, hay coincidencias en asegurar que estos procesos crearon más puestos de trabajo en comparación con los que destruyeron. Es decir, surgieron nuevos modelos de negocios y nuevas oportunidades laborales.
Sin embargo, para que efectivamente estas transiciones sean justas, sobre todo para las y los trabajadores, lo relevante y urgente es la generación de políticas públicas que las acompañen y resguarden la calidad de los empleos con estándares OIT; promoviendo también alianzas público-privadas de tal manera que la transferencia digital y la investigación aplicada estén al servicio de la innovación social, con el foco puesto en resolver los problemas acuciantes que vive la humanidad en materia de salud, educación, medioambiente y también, por supuesto, de inclusión de la población más marginada y vulnerable.
Y, desde el círculo virtuoso conformado por la IA, innovación social y alianzas público-privadas, interesante resulta un inédito proyecto para nuestro país que se está desarrollando en una región convulsa como Arica y Parinacota que conecta la IA con el deporte, específicamente con la actividad futbolística, aplicando algoritmos que potencian el scouting deportivo. El proyecto -denominado Metasports- lo está ejecutando la Universidad Alberto Hurtado (UAH) tras adjudicarse financiamiento del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Arica y Parinacota; combina innovación social y transferencia tecnológica con lo que busca identificar y rescatar talentos deportivos en la población de niñas, niños y adolescentes que están expuestos a la marginalidad, desigualdad de oportunidades y/ola falta de cultura deportiva, a través de la promoción del fútbol en un espacio pre competitivo, utilizando herramientas relacionadas con la IA -en este caso Machine Learning- que les permitan acceder a un proceso de gestión de su talento. Cuenta con el patrocinio y participación activa del Club Deportivo San Marcos de Arica. Metasports desarrollará un prototipo que permitirá el reconocimiento de patrones técnicos destacados en el fútbol, analizando rendimiento de las y los jugadores (velocidad, agilidad, fuerza, resistencia, calidad, entre otras variables) y optimizará la estrategia y la toma de decisiones.
No es antojadizo este proyecto, porque pone la IA al servicio de una actividad deportiva que fomenta el trabajo en equipo y la inclusión, en particular, de la población más vulnerable de la sociedad. Hace poco, el 6 de abril, se celebró el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, bajo la consigna "Marcar tantos por las personas y el planeta". La fecha fue instaurada por la ONU, en el 2013, con el fin precisamente de "concienciar acerca del papel que el deporte puede desempeñar en la promoción de los derechos humanos y el desarrollo económico y social".
Si tecnología, la IA la usamos en función de la innovación social y transferencia, como en este caso empujando la inclusión al reconocer, rescatar y gestionar el talento de un grupo etario para que se despliegue en toda su magnitud, vamos por buen camino. Más aún si son iniciativas que reúnen a actores del sector público y privado o al Estado con la academia. Esto es lo que nos va a permitir finalmente el desarrollo y la cohesión social en nuestro país.
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