En la actualidad, Chile y América Latina atraviesan momentos de alta conmoción social, económica y la más importante; una silenciosa crisis emocional. Muchas veces, rodeados de emociones como la angustia, soledad e incertidumbre, no sabemos cómo regular nuestras emociones, sabemos que nuestra visión de la inteligencia humana es estrecha, pues sortea un amplio abanico de capacidades esenciales para nuestras vidas.
Muchos se preguntan frecuentemente, cuál es la diferencia entre Inteligencia Emocional y Educación Emocional. En este sentido nos encontramos con consejos frecuentemente para desarrollar la inteligencia emocional, y estos muchas veces confunden a muchos porque abarcan miradas muy generales y sin herramientas concretas para trabajarlo desde la mirada más simple, práctica y aplicable como muchas veces solo decir.
Esta sutil diferencia genera que la educación emocional sea el proceso por el cual una persona se educa, aprende y desarrolla habilidades y competencias, tanto emocionales como socioemocionales, con la finalidad de mejorar la Inteligencia emocional.
Por lo tanto, es vital entender las tres dimensiones, la primera se trata de las competencias emocionales, referidas a todas aquellas dimensiones que trabajo solo conmigo mismo y mediante el cual reconozco mis emociones, a través de la conciencia emocional, regulación emocional y la autonomía emocional. Estas por sí mismas abarcan un mundo de análisis y de toma de conciencia muy relevante, pues además de verbalizar mis emociones, ponerles nombres, indican acciones que van asociadas a los estímulos que esa emoción genera en mí.
Lo anterior además implica un reconocimiento y búsqueda de aquellos aspectos propios de mi calidad o cuantía con los cuales yo mismo me defino como ser humano; mi auto motivación, mi auto confianza, mi autoconcepto, mi auto motivación, mi autoestima, mi auto apreciación, etc. Todos aquellos aspectos que trabajan con mi búsqueda de herramientas internas para trabajar conmigo mismo.
La segunda dimensión, sería las mal llamadas habilidades blandas, pues sin duda son las más duras y que día a día ponemos a prueba. Estas son habilidades socioemocionales, pues es mi vínculo en comunidad, es mi vínculo relacional con otros y desde ahí vemos, uno de los grandes problemas que tenemos como sociedad, pues gran parte de estas habilidades, son muy difíciles de desarrollar en adultos, como serían; la escucha activa, la resolución de conflictos, asertividad, el trabajo en equipo, el liderazgo, entre muchos otros aspectos.
Y, por último, la tercera dimensión, el bienestar emocional, es finalmente encontrar el equilibrio entre mi mundo interno y la relación con los otros, para poder llevar una vida plena, y que permita actuar siempre de manera acorde a los contextos y sin hacer daños a otros y a mí mismo, siempre desde la mirada emocional. En resumen, ser personas más plenas y felices.
De lo anterior, se puede ver algunos aspectos y consejos sobre cómo desarrollar la inteligencia emocional para lograr el equilibrio entre la razón y la emoción, el mantenimiento de relaciones más sanas con el objetivo de su crecimiento.
Primero observa y analiza tu propio comportamiento, ser consciente de su propia reacción frente a las situaciones que se experimentan. Analice su actitud y trate de entender cómo afectó su día y sus relaciones. Cambie de actitud cada vez que sienta que el resultado fue negativo.
No olvidar regular las emociones, la impulsividad no es una buena aliada para la mayoría de las situaciones. Se debe procurar dominar los impulsos y emociones antes de tomar decisiones o decir algo. Trate de recuperar la calma y la razón por encima de todo, los ejercicios de respiración pueden ayudar en este momento.
Aprender a lidiar con las emociones más obstaculizadoras del bienestar, no tenemos solamente buenos tiempos y buenos sentimientos, y cuando las emociones más obstaculizadoras como la ira, el miedo, la inseguridad o la tristeza ocurren, tenemos que aceptarlas, validarlas y legitimarlas, dejándonos vivir el proceso de forma sana, pero siempre poniendo atención a nuestra conducta y comportamiento asociado a la emoción que estoy viviendo.
Aumentar la confianza en ti mismo, creer en tu potencial y tus capacidades, es fundamental, debes creer que puedes superar los obstáculos y que tienes la capacidad para superar las dificultades y los momentos de crisis. Haga esto por sí mismo haciendo hincapié en sus cualidades y talentos. Y cuida tu auto diálogo positivo, pues el 90% de nuestras conversaciones son internas y solo el 10% lo verbalizamos con otros.
Aprender a regular la presión, muchas veces en el mundo laboral estamos muy estresados y presionados por los resultados y desde ahí surgen una serie de consecuencias en nuestro cuerpo, depresión, ansiedad, o estrés nacen de la nula capacidad de regular estas emociones y entenderlas. Por eso necesitamos desarrollar la inteligencia emocional y aprender a regular la presión. Tratar de mantener la calma en todas las situaciones y pensar racionalmente. Respire y regula la ansiedad, que son tus miedos imaginarios y focalízate en el presente. Siempre la respiración será tu mejor aliado.
No tener miedo al expresar las emociones, debes explicar lo que sientes y expresar tu opinión, sin embargo, debe exponer su forma de pensar de una manera racional y equilibrada. Lo mismo ocurre con las emociones más íntimas. Habla de tus sentimientos en las relaciones y exprésate desde el afecto, amor e incluso la carencia de este, se tú y sin duda el fluir te dará más equilibrio y paz interior.
Desarrollar un sentido de empatía, nada mejor para entender al otro que ponerse en sus zapatos. Siempre trata de ponerte en el lugar de la otra persona cuando está viviendo una situación a fin de comprender sus actitudes. Invertir los papeles puede ayudar a ser más tolerante y comprensivo.
Y finalmente, ejercitar el respeto a los demás, todos tenemos necesidades, restricciones, derechos y obligaciones, por lo que debemos reconocer que tenemos defectos y cualidades para conseguir respetar y reconocer las cualidades y defectos de los demás. La inteligencia emocional también se caracteriza por el respeto a los demás, la solidaridad y la valoración de los talentos de otras personas.
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