El año 2022 está llegando a su fin y, lamentablemente, para los controladores de tránsito aéreo de Chile ésta ha sido una de sus peores etapas con una autoridad indolente, que no ha escuchado la incesante busca de diálogo que hemos propiciado tras respuestas a los importantes problemas que nos están afectando hace años. Por cierto, demandas que no son antojadizas y que aspiran a una mayor seguridad para las operaciones aéreas y las personas que confían sus vidas en nuestras manos cada vez que suben a una aeronave.
La relación con las autoridades actuales está en un momento muy complejo y han llegado a un punto de quiebre porque no hemos sido recibidos y mucho menos escuchados. Grave, porque esto implica que los temas comprometidos en administraciones anteriores no han avanzado ni siquiera mínimamente. Hemos caído en una situación totalmente ciega, de la cual responsablemente puedo aseverar que la única manera que podremos salir será realizando un movimiento más fuerte y decidido.
Pero, también quiero ser muy enfático al afirmar las dificultades con que nos hemos encontrado no nos desmotivan, al contrario, son un factor que nos fortalece, incrementa nuestra cohesión y nos pone en alerta para futuras acciones que pudiésemos adoptar como gremio para ser escuchados ante la inexplicable tozudez de algunos.
El 2023 será distinto, pues hemos agotado nuestra voluntad de diálogo en una búsqueda infructuosa de soluciones. La celebración de los 100 años del control de tránsito aéreo en el mundo nuevamente demostró que cuando trabajamos unidos logramos un trabajo impresionante, organizado y transversal a todo nuestro país. Esa es una de nuestras grandes fortalezas.
No queremos ser una amenaza, pero tampoco queremos mostrarnos como un grupo débil e inexperto, no queremos repetir un movimiento como el realizado el año 2015, pero si no somos escuchados ni tomados en cuenta y el dialogo constructivo no da sus frutos tendremos que recurrir a fórmulas más directas y agresivas. No podemos caminar solos en un mundo que requiere de la colaboración de todos los componentes sociales, especialmente de las autoridades que estén de turno. La indolencia y también los hechos negativos demostrados no deben ser las pautas a seguir.
Es hora de dar pasos firmes para tocar la puerta adecuada y encontrar respuestas ciertas y valederas a nuestras problemáticas, a modo de ejemplo solo enumerare algunas de nuestras eternas inquietudes: en la actualidad continuamos con los mismos problemas relacionados con los ascensos e ingreso a planta; las comunicaciones y las coberturas de radar; falta una adecuada línea de trabajo en lo relacionado a la capacitación y entrenamiento. Por años y años se ha expuesto a la navegación aérea a un peligro innecesario lo que pone en juego nuestra propia integridad.
Otro punto inquietante son nuestras legítimas aspiraciones de contar con el debido reconocimiento y pago por fiscalización que contemplan las leyes vigentes, pues cada día que pasa nos acercamos más al final de nuestros días laborales y esto implica que debemos detenernos para hacer una fuerte reflexión en relación con nuestra realidad a la hora de jubilar, problemática que con el paso del tiempo no se logra definir ni obtener una respuesta positiva frente al daño previsional que vivimos.
Hoy desde lo más profundo de mí ser puedo decir que me siento orgulloso de pertenecer a una entidad que ha logrado, con tesón esfuerzo, dejar una pequeña huella en la aeronáutica nacional. Nos espera un 2023 con decisiones y acciones importantes a considerar para al fin alcanzar las respuestas que como gremio y país se requieren en pro de una aeronavegación mas segura y eficiente para Chile
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