Después de años de dilaciones, la aplicación del narcotest en controles de tránsito por parte de carabineros podría convertirse finalmente en una realidad.
El tema se ha reactivado con las declaraciones del secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), Luis Stuven, quien aseguró que el Gobierno está trabajando en implementar este sistema.
La autoridad incluso puso fecha, y el control podría estar operando en enero o febrero del próximo año. Ciertamente es una buena noticia, pero hay que estar atentos.
En 2015 se anunció que a partir de 2017 podría comenzar la aplicación del narcotest en las carreteras. Pero llegó el 2017 y no pasó nada. Finalmente, y sólo gracias al requerimiento de la Fundación Emilia vía Ley de Transparencia, se supo que la idea de implementar este control fue desechada por “falta de recursos”.
La inexistencia de un narcotest genera un problema grave para la sociedad, ya que todos estamos expuestos a un accidente de tránsito a consecuencia de un conductor manejando bajo los efectos de las drogas. Además, al no ser fiscalizadas no sabemos la real dimensión del problema.
Tenemos tragedias recientes, como la muerte de 3 menores de escuelas de fútbol en el accidente del bus volcado cerca de Mendoza. La máquina era conducida por un chofer que había consumido un cóctel de cocaína y marihuana.
La falta de control deja a Chile como uno de los países más atrasados en esta materia, en comparación a otros de la región, como Argentina, Uruguay y Brasil, donde sí se realiza este tipo de testeos.
En otras partes del mundo, como España, estos controles son rutinarios. De hecho, la Policía Municipal de Madrid informó recientemente un aumento de los casos de conducción en presencia de drogas, mientras las pruebas de alcoholemia se encuentran estabilizadas en un 3% ó 4%.
En Nueva Zelanda, en tanto, en el año 2017 por primera vez las muertes en accidentes de tránsito por conductores bajo los efectos de las drogas superaron a los decesos provocados por choferes que habían consumido alcohol.
En Chile se da la paradoja que para un conductor es más fácil ingerir drogas que alcohol ya que sabe que nadie lo va a fiscalizar. El alcohol es una de las tantas drogas que son peligrosas al conducir, ¿entonces por qué dejar de fiscalizar drogas ilícitas como la cocaína, la marihuana o lícitas como las benzodiacepinas?
¿Cuántas personas mueren hoy en Chile, por la conducción bajo la influencia de las drogas, sean éstas lícitas o ilícitas?
¿Es necesario esperar una nueva tragedia como la de Mendoza para que finalmente se elabore y promulgue un Reglamento y Carabineros empiece a fiscalizar? Esperemos que no.
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