Hace unos días, planteamos al ministro de Defensa, Alberto Espina, y al director general de la DGAC, General de Aviación Víctor Villalobos , la decisión de nuestro gremio de postergar nuestras legítimas demandas profesionales, como una señal clara de nuestra empatía con la crítica situación que enfrentamos y la necesidad de dar prioridad a las urgencias del país y a los recursos que se requieren para enfrentar la crisis de salud pública, social y económica.
Con la misma responsabilidad y compromiso con que hemos empujado nuestras luchas, debemos hacer un punto de inflexión y ampliar nuestra mirada, asumiendo con espíritu país y realista el desafío que se nos plantea.
Cuando vemos a miles de chilenos que están viviendo difíciles momentos porque no tienen con qué cubrir sus gastos básicos, muchos desempleados, con menores salarios o imposibilitados de conseguir el sustento diario en sus actividades informales…
Cuando desde el Estado se están priorizando gastos para ir en ayuda de quienes más lo necesitan, así como inyectar recursos para intentar disminuir el impacto económico… Cuando, vemos que hay descontento social que a pesar de la cuarentena se expresa en las calles, es tiempo de hacer un alto en nuestra marcha por las justas demandas que hemos impulsado, mirar hacia el lado y analizar la posibilidad de mantener esta pausa, hasta que las condiciones sean más propicias.
El camino que hoy elegimos es el de hacer una pausa en la presión por alcanzar algunas de las demandas que consideramos importantes.
Esto no significa abandonar esta lucha o retroceder en lo que ya hemos avanzado; al contrario, implica ser empáticos con el momento que vive nuestro país, con las familias chilenas que están enfrentando duros momentos.
En esto también hay una dosis de realismo que debemos considerar: el Estado está desviando recursos hacia lo que hoy se evalúa prioritario y, por ende, son menores nuestras opciones de alcanzar aquello que anhelamos como, por ejemplo, solucionar nuestro daño previsional.
En este tiempo, como gremio, concentraremos nuestros esfuerzos hacia el ámbito técnico y normativo que rige nuestra actuación profesional, utilizando recursos y energías para posicionar nuestro enfoque gremial. Por ejemplo, focalizar esfuerzos para la publicación de la normativa sobre control de la fatiga o aportes reales y significativos a procedimientos como el ATS01.
Paralelamente, reforzaremos nuestros enlaces internacionales para generar una relación fluida de mutuo intercambio y apoyo. En el actual escenario, es importante reafirmar nuestros lazos internacionales para enriquecernos con las experiencias de otras asociaciones y, asimismo, dar cuenta de lo que nosotros también tenemos para aportar a nuestros pares de otras naciones.
Es una época para que todos nos unamos, con visión de país, conscientes de la urgencia que es transversal y que nos exige a todos - no sólo a nuestro gremio - ser solidarios, priorizar y velar por el bien común de un Chile que vive uno de los momentos más complejos de su historia.
Hoy, cohesionados de Arica a la Antártica, los Controladores de Tránsito Aéreo de Chile ampliamos el compromiso de velar por la seguridad de quienes confían sus destinos en nuestras manos, extendiendo nuestros brazos solidarios a todas las familias chilenas, al país en su conjunto, conscientes de que esta opción implica sacrificarnos y postergar nuestra lucha por un tiempo, porque así se requiere para ir en apoyo de quienes más lo necesitan.
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