Transparencia después de pandemia

Un estudio publicado por Fundación P!ensa, referente a transparencia y control democrático, muestra que el cumplimiento de la ley 20.237 -por parte de los municipios- en la Región de Valparaíso es de 38% en promedio. En términos generales, esta ley establece la obligación de los municipios de enviar información sobre gastos y pasivos a la Subsecretaría de Desarrollo Regional. Al observar esta cifra, se evidencia una falta de cumplimiento por parte de los gobiernos locales de la región, sólo con algunas excepciones.

Además, si profundizamos en estos números, durante el periodo de pandemia el desempeño se reduce aún más, bajando a un pobre 13%. Lo alarmante de estos incumplimientos es que muestran un relajo de los controles de transparencia, un problema que debe ser abordado con premura.

Lo primero que hay que relevar es que nuestro país transita una escalada constante de desconfianza, siendo este otro tipo de pandemia que nos afecta, pero del cual no se ve una cura inmediata. Muestra de lo anterior son los datos arrojados por la Encuesta de Opinión Política de Fundación P!ensa del año 2022, del cual se desprende que el 58% de los encuestado tienen nada o poca confianza en los municipios, mientras que el 42% asocia a los mismos a corrupción. Ambas cifras aumentaron en comparación con el año anterior.

Por lo tanto, frente a este problema, lo que queda es que los mecanismos de control se respeten, pues, la literatura experta sostiene que cuando la desconfianza crece se debe promover un mayor control sobre las acciones del Estado, en todos los niveles. Es por esto que la falta de cumplimiento de la ley 20.237 es un mal meme que se debe redibujar, sobre todo porque el deber de aumentar la confianza es de las propias instituciones y, para ello, cumplir con la ley es el piso mínimo.

Así como la democracia sufre con este tipo de circunstancias, hay una manera de que esta sane y para ello deben existir mayores exigencias a las autoridades que se eligen democráticamente. Las democracias modernas requieren un mayor empoderamiento del ciudadano. Entonces, el rol nuestro no solo es votar cada cierto tiempo, sino también comprender lo que sucede en el territorio en lo que compete a las materias de transparencia y control democrático. Pues, cuando se pierde la confianza en las instituciones del Estado, se alimenta un vicioso círculo que es difícil de romper.

Algo de eso hemos visto. De hecho, basta rememorar el 18 de octubre 2019 para tener en cuenta que los problemas sociales tienen una multiplicidad de factores, entre ellos la desconfianza que existe hacia las autoridades e instituciones de nuestro país. Por lo mismo, ya terminada la pandemia llegó el momento de que los mecanismos de control existentes comiencen a respetarse. Para los municipios no hay excusa que valga y deben cumplir la ley, como se dice coloquialmente, ¡a rajatabla!

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