Con el auge de las nuevas tecnologías y la expansión de la inteligencia artificial (IA), el futuro del trabajo parece más incierto que nunca. La IA generativa, en particular, está transformando las operaciones de las empresas a un ritmo acelerado. Según el informe anual sobre tendencias laborales 2025 de Manpower Group, titulado "Acelerar la adaptabilidad", el 48% de las empresas a nivel global ya integra esta tecnología en sus procesos, mientras que otro 21% planea hacerlo pronto. Esto plantea una pregunta crucial: ¿qué tan cerca estamos de que la IA se convierta en un componente esencial de nuestras vidas laborales?
Un análisis de artículos de periódicos belgas y la opinión de expertos (realizado por la HBR) revela que quienes abordan este tema tienden a agruparse en tres perspectivas: Los optimistas, los escépticos y los pesimistas.
Los optimistas, liderados por emprendedores tecnológicos, ven en la IA una oportunidad histórica. Para ellos, estas herramientas no solo aumentan la eficiencia, sino que abren la puerta a la innovación, nuevos empleos y modelos de negocio que transformarán la economía global.
Por otro lado, los escépticos, mayoritariamente economistas, llaman a la prudencia. Reconocen el potencial de la IA, pero cuestionan su impacto real en el empleo y la desigualdad.
Finalmente, los pesimistas, entre los que se encuentran periodistas y autores, advierten sobre los riesgos éticos y humanos de delegar cada vez más funciones en algoritmos. Desde su perspectiva, la IA amenaza con deshumanizar el trabajo, priorizando la eficiencia sobre el bienestar y profundizando las brechas de poder entre quienes desarrollan la tecnología y quienes la usan.
¿Quién tiene razón? Probablemente, todos y ninguno. Cada postura está respaldada por investigaciones y visiones particulares que reflejan intereses y prioridades distintas. Sin embargo, lo que es indudable es que el futuro del trabajo no está escrito, y es responsabilidad de todos decidir cómo queremos que se desarrolle.
Es un momento para reflexionar críticamente sobre nuestras aspiraciones laborales, comprender las implicancias de la tecnología y construir un equilibrio que combine progreso y humanidad. Porque, en última instancia, el verdadero desafío no es adaptarnos a la IA, sino decidir qué lugar queremos que ocupe en nuestras vidas.
En Idiem compartimos la visión de un futuro más integrado digitalmente, donde los datos tengan un papel preponderante. Esto exige un aprendizaje constante, así como la capacidad de reaprender y adaptarse. La posible aparición de una inteligencia artificial hiperinteligente o de robots con habilidades sensomotoras avanzadas demandará equipos de trabajo interdisciplinarios y una sólida cooperación.
Nos estamos preparando para este desafío mediante el desarrollo de capacidades transversales en nuestros equipos, promoviendo el aprendizaje continuo e incentivando la adopción de nuevas tecnologías. Aunque el futuro es incierto, trabajamos para estar listos ante el escenario que consideramos más probable.
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