Desde la ACTI y como industria nos preguntamos, ¿qué sucede cuando una cartera como el Minsal toma el camino de la elaboración de softwares propios, desoyendo el consejo de los expertos? Pasan varias cosas, que analizaremos y que son preocupantes.
Cuando el Minsal revoca SIDRA II, también inicia una apuesta por aumentar la adquisición de softwares propio. O sea, compra soluciones con infraestructura centralizada para la plataforma electrónica de Fonasa y TIC Minsal. Al respecto, los expertos aseguran que ésos no están interconectados, no poseen un sustento argumentativo ni una política de acreditación que justifique sus adquisiciones, cuando la industria ofrece productos de alto nivel, ajustables a sus necesidades específicas y con capacidad de instalación a nivel nacional.
Con ese panorama, hace unos meses, autoridades de Economía encomiendan un estudio sobre el estatus de la situación tecnológica del área salud en Chile, para determinar la arquitectura que debería tener el país en términos sanitarios, la dificultad para conseguirla y luego elegir un par de servicios de salud, sugerir algunos proveedores y licitar un piloto. El estudio nunca fue considerado.
Hoy el Minsal está orientado al desarrollo de una arquitectura tecnológica que no alcanza los estándares de salud del mundo en estas materias; la adquisición de los servicios no se hace mediante licitación pública sino que por Grandes Compras. Y como resultado, hoy varios Servicios de Salud han desarrollado sus plataformas propias utilizando como base el sistema informático SINETSUR. O sea, esos hospitales no cuentan con políticas de acreditación de sus softwares propios, ni con planes de requerimientos, plazos o estándares que cumplir.
Cabe preguntarse ¿por qué el gobierno ha fomentado y financiado el desarrollo de software propios cuyos costos son mayores a la alternativa comercial basada en un sistema comercial inter operable? De acuerdo con la información en Mercado Público, tras la revocación de SIDRA II el Estado ha gastado más de U$40 millones sólo en el proyecto de Plataforma Convergente.
Como ACTI hemos planteado a traves de los medios a los propios servicios de salud involucrados, y en reiteradas ocasiones, sobre estas determinaciones mal tomadas y aisladas, que no responden a una estrategia TIC a nivel nacional, lo que a la larga redunda en una merma en la calidad de atención al paciente.
Nuestros intentos por ser parte colaborativa de la incorporación TI a la salud pública, no ha sido tomada en cuenta, situación que lamentamos, ya que – finalmente - todo recae en una merma en la atención que recibe el paciente.
La gestión de la información de los pacientes del sistema público de Salud requiere una atención crucial de cara al futuro. Para lograrlo la interoperabilidad entre plataformas es un pilar fundamental. En otras palabras, así como no es recomendable contratar un servicio de transporte de pasajeros sin antes haber construido las carreteras que lo soporten, no tiene sentido adquirir estos desarrollos sin un sustento común.
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