Estrategias con o sin IA

Las cosas importantes se dicen, algunas por sabidas se callan y otras, por calladas, pasan al olvido. El inicio del año y la relativa calma de estos días ofrecen una excelente oportunidad para reflexionar sobre aquello que podríamos estar pasando por alto. Para ello, propongo un ejercicio de estrategia, ya sea en el ámbito de negocios o en lo personal: listar las 10 cosas más importantes que debemos y podemos hacer este año.

Tal como afirmaba Steve Jobs, tan importante como decidir qué hacer es elegir qué no hacer. Limitarse a una lista de 10 prioridades nos obliga a enfocarnos y a priorizar con claridad. No obstante, este ejercicio tiene una debilidad: cuando listamos, lo hacemos desde nuestra propia perspectiva, con todos los sesgos que ello implica. Líderes y gerentes deben ser conscientes de su propia miopía y recordar que la visión que tienen de su entorno y realidad siempre estará influenciada por sus experiencias y conocimientos previos.

En la gestión estratégica, no se trata de evitar las debilidade sino de reconocerlas y articularlas de manera coherente. Un negocio no es bueno o malo porque haga todo bien o todo mal, sino porque logra alinear una serie de acciones que, en conjunto, funcionan de manera eficaz. De hecho, muchas empresas fracasan no porque hagan todo mal, sino porque fallan en uno o dos aspectos críticos. La estrategia, entonces, debe entenderse como una cadena de eslabones: si uno de ellos no encaja o es débil, toda la estrategia se ve afectada.

Con el avance tecnológico, las estrategias pueden beneficiarse de la inteligencia artificial (IA) y otras herramientas digitales. Podemos considerar tres niveles de integración digital en los procesos estratégicos:

  1. Mejorar la productividad: Se enfoca en optimizar los procesos actuales, dotándolos de consistencia y trazabilidad para aumentar las capacidades del equipo y mejorar los resultados.
  2. Adaptación: Implica revisar el modelo de negocio, la estructura organizacional y los procesos, poniendo el foco en el problema y no en la solución predefinida.
  3. Transformación: Consiste en reimaginar por completo la forma en que se hacen las cosas, aprovechando las posibilidades de la tecnología, como la IA y la realidad aumentada, para desarrollar soluciones innovadoras y disruptivas.

En IDIEM, nuestro proceso de roadmapping nos permite avanzar con claridad en la definición y ejecución de estrategias. Sabemos que la clave del cambio y la transformación radica en nuestros profesionales y colaboradores. La tecnología es un habilitador fundamental, pero son las personas y su compromiso las que determinan el éxito de cualquier estrategia. Por ello, nuestro enfoque se basa en involucrar, difundir y comunicar de manera efectiva, asegurando que cada eslabón de nuestra cadena estratégica esté alineado y fortalecido.

Las estrategias, con o sin IA, siguen siendo un arte: una combinación de visión, análisis, intuición y acción coordinada. Lo importante es tener claridad sobre el obstáculo a superar y diseñar respuestas coherentes y factibles para alcanzar el objetivo final. En definitiva, una buena estrategia mueve los límites y redefine lo posible.

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