Controversia ha causado la carta abierta de más de mil personas ligadas al mundo de la tecnología, donde incluso grandes líderes, sugieren detener el entrenamiento de sistemas de Inteligencia Artificial (IA) por al menos 6 meses, básicamente, por considerar que está fuera de control.
Temas como el "papa con zapatillas" y "Trump siendo arrestado", ambas creadas por sistemas de IA, dan cuenta que fácilmente podemos ser engañados por estos sistemas que no nos permiten fácilmente evaluar su autenticidad. Asimismo es que también puede suponer la pérdida de un gran número de trabajos trayendo un amplio desempleo.
Estemos a favor o en contra, es un hecho que la IA ha irrumpido en diversos ámbitos de nuestra vida, desde la entretención hasta la industria y temas tan delicados como la medicina. E incluso, desde la academia, vemos las oportunidades que trae, pero con cierto cuidado de como implementar en nuestras aulas.
Entonces surge la pregunta de cómo nos podemos hacer cargo de esta nueva realidad. De como los chilenos podremos desenvolvernos y participar en esta nueva sociedad digital. Debemos encontrar ese fino equilibrio entre no limitar la innovación, pero cuidando que nos beneficie a todos y respetando nuestra seguridad y privacidad.
Pero a nivel público, esta conversación no está sucediendo. La División de Gobierno Digital avanza en la implementación de la Ley de Transformación Digital, muy necesaria por cierto, y quizás una u otra charla respecto a estos temas, pero no se ven esfuerzos prácticos en esa línea. El Ministerio de CTCI lanzó una política nacional de IA, pero al parecer, quedó en el baúl de los recuerdos. Así mismo, escuchaba hace unos días al fiscal nacional que hablaba sobre la seguridad y como tenemos una gran ventaja frente al crimen organizado gracias al uso masivo de datos. Datos que son necesarios para entrenar sistemas de IA. Pero lo cierto es que Chile no está preparado. Sólo hablamos de avances tecnológicos, pero no de cómo hacernos cargo. Y esto, es tarea de todos.
El Estado debe facilitar las compras públicas de innovación y ofrecer datos abiertos para contar con mejores soluciones públicas. Pero con claras políticas de anonimización y seguridad de los datos. Debemos, así mismo, definir las reglas que nos permitan resolver controversias de todo tipo, incluso aquellas éticas y morales.
Las empresas, deben explorar la implementación de tecnología que les permita ser más competitivas, pero debe existir un marco normativo que no permita los abusos y respeto por la privacidad y seguridad.
La academia, adaptarse al uso de la IA al formar profesionales pero procurar el desarrollo de habilidades complementarias, como los son el pensamiento crítico y capacidades reflexivas.
Y por supuesto, nosotros como ciudadanos, educarnos, participar de los debates públicos y no intentar ir en contra de este avances, que ya llegaron para quedarse y aprovechar todo su potencial para fortalecer nuestras propias capacidades.
Lo cierto es, que Chile no está preparado. Hagámonos cargo. Partamos nosotros mismos poniendo el debate sobre la mesa. La tecnología avanza. No vaya a ser que seamos nosotros los que nos quedemos atrás como está sucediendo con el litio y el famoso "valor agregado al cobre" que nunca llegó.
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