La ciencia del ¿cómo? y los periodistas
La semana pasada durante cuatro días, en el ex Congreso Nacional, se realizó una Reunión acerca del Futuro de la Ciencia en Chile. Fue el encuentro del ¿cómo? Además de los Premios Nobel invitados, asistió una enorme concurrencia que por mañana y tarde ocuparon butacas y pasillos del Salón de Honor.
Gente de todas las edades, una mayoría de jóvenes, colmaron el solemne salón que se transformó en una instalación de saber cómo ocurren en Chile los progresos, los sueños y confidencias en Ciencias,
los proyectos de país y de educación, cómo entender, disfrutar y usar nuestros cielos, cómo proteger nuestro accidentado territorio con sus sismos y librar nuestro mar de presagios, que otros llaman maldiciones.Incluso llegó el Presidente Piñera quien no se pierde una.
La masiva asistencia fue impactante. Los periodistas registraron la inmensidad de sueños y logros de científicos chilenos curiosos que tienen el hábito de querer saber cómo entregarle a la juventud los productos de la investigación y cómo contagiarlos con el aroma de investigar.
Los periodistas se dieron cuenta, no hay que explicarles nada, que entre la gente de nuestro país y la Ciencia hay distancias como de la Tierra a la galaxia Andrómeda.
Ahí los periodistas se enteraron: ellos podrían acortar esos años-luz de lejanías cuando llegan al público con credibilidad y forcejean por conservarla.
Los periodistas saben que a temprana edad, otros adultos nos hablaron del mal de Ojo, de las penaduras, de la mala suerte y nos llenaron de mitos, hasta de otra vida.Saben que la gente o una tía les preguntará, ¿sirve La ciencia?
Por partes le harán saber que sirve para una mejor agricultura, sandías a bajo precio y menos calorías, agua limpia y módica, productos y servicios baratos, ahí la ciencia puede ayudar.
Más aún, si a la gente se le instruye de su salud y de su cuerpo, entonces antes de caer enfermos cumplirán con cuidarse. Hasta les exigirán a los periodistas saber más de nuestro país (no en puras fotos), saber de su gente y de sus pesares, algo que nos hará más amables para entender por qué discuten, alegan y marchan.
Estas Conferencias fueron una iniciativa de políticos,no es broma, los senadores Girardi y Cantero.
La difusión de Futuro hecha por los periodistas fue súper, contagiando lo acogedor de conferenciantes, el interés de conocidos más todo lo que vimos por la maraña tele-periodística brindada.
En la difusión de la Ciencia, no cabe el después, en la presente vorágine que exige hacer las cosas ahora, no hay latencias. Sólo corresponde pensar lo que difundieron.
Escribo porque la ciencia es un fertilizante de los humanos. La ciencia ?a veces tildada de machista, sexista, racista, desnivelada por preferir clases sociales? que pudo ser cierto en una cultura carente de féminas.
Pero la Ciencia no es un Mentolatum para mejorar la sociedad, es un oficio igual al de otros y es caro, antes de proyectar resultados. Por eso al finalizar el Congreso, Piñera ofreció aumentar los fondos y crear un ministerio de Ciencia y Tecnología. Fueron frases, esperamos que determine cómo el próximo Gobierno precisará estos adelantos.
Para dedicarse a la Ciencia (investigar) se requiere honestidad (difícil), nada de arrogancias (no somos hechiceros) ni súbditos de la política. Si nos piden una definición, sólo somos curiosos por saber, si es posible de todo, hasta ¿por qué las piedras son duras? O ¿por qué el agua moja?
Creo y ¿estarán de acuerdo? la gente (pueblo, público) no tiene idea de muchas cosas de la mismísima vida, en la que reflexionan levemente y a veces cuando muere un familiar.
Voy al grano, ¿sabe la gente qué es un año? o ¿Cuánto transita la tierra en un año?
No haríamos encuestas, empezaría por lo más simple: revelar a los demás que somos una especie, los homo et mulieres sapiens descendientes de otra especie.
Con una anatomía de pie para caminar, bailar, correr, subir escalas y hasta el caño, con un cerebro que nos permite ordenar y preparar una existencia feliz sin horóscopos ni cartas, apreciando a todos nuestros semejantes para vivir mejor.
Nunca creer posible burlar las leyes físicas caminando sobre el agua, elevarse o resucitar.Ni creer en cosas esotéricas como hablar con Yahvé o Alá.
Los periodistas saben mucho para acortar distancias entre la realidad humana y los sueños, que son otra actividad del cerebro y no predicen la suerte, ni van a Lo Vázquez a pagar deudas.
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