A diario podemos ver que las tecnologías son un apoyo para nuestras vidas, así como también un soporte para diversas tareas y actividades. La educación es sin duda uno de los ámbitos donde la tecnología puede tener un gran impacto. No obstante, hace algún tiempo se abrió el debate sobre cuán efectivo es utilizar Smartphones en los colegios, debido a que en Francia se prohibió su uso, incluso durante el recreo. Una medida que comenzará en septiembre de 2018.
Ante la disyuntiva de prohibir o impulsar el uso de dispositivos móviles en el aula, resulta relevante conocer diversas experiencias realizadas en nuestro país, que muestran que el uso de estos equipos puede ayudar a transformar los ambientes de aprendizaje, promoviendo el interés de los estudiantes por aprender y lograr mejores resultados.
Utilizar un Smartphone o incluso un tablet dentro de la sala, con una buena dirección de parte del profesor e incorporando contenidos del currículum escolar, es pan de cada día para los miles de alumnos que han sido parte de Smart School, un proyecto que desde 2013 está llevando la tecnología al aula para potenciar las experiencias de aprendizaje.
Decenas de establecimientos escolares han sido parte de este proyecto, incluyendo escuelas urbanas y rurales, así como también establecimientos para alumnos con necesidades educativas especiales.
Se han utilizado los más diversos recursos tecnológicos, incluyendo no solo tablets y Smartphones, sino también equipos de realidad virtual, pantallas interactivas, cámaras 360° y más.
Estas experiencias han mostrado sistemáticamente buenos resultados, siempre y cuando la disponibilidad de equipos se complemente con un adecuado acompañamiento a los docentes, que les permita familiarizarse con ellos y sacarles partido como herramienta pedagógica.
Como botón de muestra, el informe final del proyecto de uso de celulares en aula, ejecutado en 2017 por Costa Digital en la Región de Valparaíso, reveló que “el uso de estos nuevos recursos responde a los intereses y características de los actuales estudiantes: niños y niñas más críticos, creativos, conectados, visuales, que demandan más protagonismo en las aulas. Las tecnologías contribuyen a una transformación que permite flexibilizar los procesos de aprendizaje, a través de la personalización de los mismos y su realización en cualquier espacio y tiempo, contribuyendo de manera efectiva a la transformación de la práctica docente y el aprendizaje de los estudiantes.”
De esta forma, creemos que prohibir las herramientas tecnológicas es equivalente a negar el lenguaje digital, que ya es una realidad.
Según el más reciente estudio de Móviles en América Latina, realizado por IMS, el 94% de los usuarios con acceso a Internet, se conectan desde dispositivos móviles, como Smartphones y tablets. Mejor que censurarlos, debemos seguir trabajando para potenciar su uso pedagógico en el aula.
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