Reviviendo los clásicos del cine y la literatura me encontré hace unos días con el célebre libro de Mario Puzo, "El Padrino", publicado el año 1969. Una magistral novela que narra la historia de una familia de la mafia siciliana asentada en Nueva York. Si bien no era la primera vez que me encontraba con las intrigas y los personajes de una trama criminal sin precedentes, en esta oportunidad reparé en detalles que observé interesantes en materia de sucesión familiar y que a continuación paso a relatar:
El heredero: La sucesión de Don Vito no era fácil, y éste lo sabía. Sonny, su hijo mayor, aunque muy interesado en sucederlo, no tenía las competencias para hacerse cargo de la Familia. El que le seguía, Fredo, menos aún. El único con las características de Don era Michael, el menor, sin embargo, él no tenía ningún interés en participar del "negocio familiar" y su padre, además, esperaba otro futuro para él. En este escenario, Vito no presionó. Dejó, aunque a veces a regañadientes, que cada hijo se involucrara según sus propios intereses y ritmos, pero nunca los dejó en roles que no pudieran desempeñar de buena manera. Y por, sobre todo, no cayó en la tentación de validar a su hijo mayor como heredero natural.
El propósito: Michael optó finalmente por involucrarse en el negocio de la familia, y su ascenso como Don se dio de manera natural. La decisión estuvo marcada por un hito particular, el cual activó su propósito. El intento de asesinato a su padre, el soborno a los guardias para que dejaran a Vito solo en el hospital y la posterior golpiza que le da el capitán de la policía a Michael, hicieron que éste último empatizara con su padre y su negocio, llegando a sentir como un deber mantener la Familia a flote en un proceso de crisis. Sin este propósito (que de todas maneras fue fortuito), la sucesión no habría tenido el éxito que tuvo.
La decisión del fundador: Después de recuperar su salud y ver cómo Michael estaba en condiciones de asumir el liderazgo del negocio, Vito decidió dar un paso al costado. No se aferró al poder y le dio el espacio necesario a su hijo para que pudiera desenvolverse en el rol en su propio estilo. Ahora bien, no se retiró del todo, pues quedó como consigliere (consejero) de su hijo, pero siempre dejando muy en claro a toda la primera cadena de mando, que el jefe era Michael, con lo cual, evitó pasar a llevar la nueva autoridad de su hijo.
El proceso de formación: En el nuevo rol de consejero, Vito comenzó el entrenamiento de su hijo, el cual se enfocó especialmente en cómo tomar decisiones. Fue una formación centrada en habilidades de mando y no en los aspectos más técnicos del negocio. Vito lo aconsejó, aunque dejando que Michael tomara las decisiones finales. En este punto, el padre le dio espacio al hijo para que pudiera equivocarse.
Familiaridad vs familia: Otro rol fundamental en este proceso de sucesión es el que desempeñó Tom Hagen, el hijo adoptado de Vito. En la novela se explicita que no es parte de la familia, sin embargo, ingresó al negocio desde muy joven y asumió el rol de consejero de Vito. Es él quien le enseñó a Michael el funcionamiento del negocio desde adentro, dándole la inducción más profunda al nuevo Don. Además, luego de la muerte de Vito, se transformó en la mano derecha de Michael, convirtiéndose en el hilo conductor entre la primera y la segunda generación. En este punto, resulta crucial tener una figura de tránsito entre ambas épocas, que permita rescatar constantemente los aspectos positivos del pasado para proyectarlos en los desafíos del futuro. No siempre esa figura tiene que ser de la familia, también puede ser alguien que tenga familiaridad con el negocio.
Cambio en el equipo: Tessio y Clemenza fueron los dos históricos caporegime de Vito. Luego de la sucesión a Michael, ambos mostraron sus sospechas y diferencias con el nuevo estilo. Michael no se complicó, y en cuanto pudo, hizo los cambios que estimó conveniente en la primera línea, rodeándose de gente que fuera de su confianza.
Aun cuando este best seller contiene más lecciones sobre sucesión familiar en los negocios, me detuve en estos que me parecieron representativos de los distintos roles y etapas, y por, sobre todo, en la compleja ecualización que se da en el tránsito de una generación a otra, en donde se debe encontrar un equilibrio entre los valores y el estilo del pasado y el de los que asumen el mando.
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