Todas las desigualdades económicas, sociales y las disparidades territoriales han quedado expuestas en esta Pandemia del Covid19. El virus las desnudó y las está exponiendo de una manera clara y evidente.
Antes del Covid19, la crisis hídrica golpeaba y sigue golpeando a muchos territorios. ¿Hay agua para lavarse las manos a cada rato como se recomienda?
Antes del Covid 19, hablamos muchas veces de comunas que se llenaron de erradicados y de los gobiernos democráticos que siguieron construyendo en los extramuros de la ciudad. ¿Hay alguna manera de hacer cuarentena para una familia de mínimo 4 integrantes en 45 mts2?
Antes del Covid19, dábamos cuenta de las enormes distancias que un trabajador o trabajadora debe recorrer en Santiago para llegar a su trabajo. Cuando aquel ministro dijo, "levantense más temprano" se sabía que en Santiago sur la gente se debe levantar al menos 1 hora antes que el promedio de los habitantes de la ciudad.
¿Hay alguna posibilidad de no contagiarse en esos trayectos de más de una hora y media en el transporte público, con microbuses y vagones repletos, con 9 personas por metro cuadrado?
Antes del Covid19, veíamos datos sobre cuanto presupuesto dispone una comuna como Las Condes por cada habitante. Sí, cerca de $1.200.000 per capita mientras que comunas periféricas de la misma ciudad superan a duras penas los $150.000 por habitante.
¿Hay posibilidades de tener similares recursos públicos y municipales en cada comuna para enfrentar la pandemia y atender a sus habitantes?
Antes del Covid 19, se ha dicho muchas veces que la calidad de la educación municipal depende de los recursos propios que cada municipio puede inyectar y del capital cultural de cada familia.
Los mejores resultados del Simce y de la PSU por años están en la zona oriente de Santiago. ¿Hay posibilidades de tener equidad en educación ahora en formato on line cuando incluso hay sectores de “zona roja” donde ni siquiera hay Internet?
Y hablando de conexión a la Red, se sabe que hay muchos lugares de Chile con problemas de conexión a Internet. En Renca, en La Pintana, solo por nombrar algunas comunas, esos problemas persisten porque los privados no hacen las inversiones correspondientes.
¿Hay posibilidad de funcionar con educación a distancia en todos los centros poblados?
¿Hay posibilidad de Teletrabajo en todas las regiones de Chile?
Antes del Covid 19, hemos asistido a una sistemática crítica al Estado y a lo público. "Soluciones privadas a problemas públicos” dijeron varios con el rayo cenital de los iluminados en sus rostros.
¿Hay alguna posibilidad de salvarse de esta Pandemia sin la concurrencia del Estado y de los servicios públicos? Hasta negociantes que hoy dirigen empresas que fueron públicas y que aprovecharon las privatizaciones de Pinochet, como Lan Chile, mandan mensajes diciendo que requieren ayuda estatal.
Antes del Covid 19, se venía debatiendo sobre la precariedad del empleo.
"Queremos un país de propietarios, no de proletarios" sentenció Modesto Collados, ministro de economía de Pinochet en una conferencia de prensa de la época. Frase recogida con recocijo por el tirano.
Bueno, el Covid 19 y la crisis del empleo muestran la gran cantidad de trabajadores sin contrato, que trabajan "en negro" y son parte de ese amplio número de personas que hoy se conoce como "boletariado". Incluso en el propio Estado, la mayoría de los trabajadores de los programas que buscan ampliar derechos civiles y sociales, oh paradoja, son trabajadores sin derechos laborales.
Antes del Covid 19, se ha dicho hasta el cansancio que los trabajadores y trabajadoras chilenas jubilan con pensiones miserables y que incluso aquellos que en su vida laboral pueden haber tenido un buen pasar, son arrojados a la pobreza a la hora de jubilar (y que curioso, en nuestro país "jubilar" sólo está provocando tristeza).
¿Hay posibilidades para que esos adultos mayores enfrenten la pandemia con sus pensiones de hambre?
Bueno, así estamos. Con todo lo que se quiso esconder bajo la alfombra saliendo porfiadamente de debajo del cobertizo.
A algunos ni el "Estallido social" de octubre los sensibilizó acerca del país que hemos construido.
Tal vez los que evadieron la cuarentena volando en helicóptero a sus casas de la costa, vieron ese polvo que estaba bajo la alfombra ahora flotando en el aire.
Pero es difícil que aquellos que se han transformado en negacionistas de la desigualdad den su brazo a torcer.
Lo importante tiene que ser el hecho social de que una gran y amplia mayoría de chilenos y chilenas comprendamos que no se puede seguir viviendo así.
Que aunque uno viva en la parte soleada de colina, no es bueno ni colectiva ni individualmente vivir en una sociedad con este nivel de disparidades económicas sociales y territoriales ni con este nivel de atomización, falta de solidaridad y falta de sentido comunitario.
Nadie se salva solo, ni el emprendedor que venía cosechando éxitos ni el habitante de la ciudad pobre, ni la profesora que dirige la escuela de Cachiyuyo ni el que tiene un lotch de pesca en la Patagonia.
Porque si después de esta Pandemia y de esta crisis social y económica seguimos en lo mismo va a ser doblemente inaceptable decir "no sabemos que pasó, no lo vimos venir".
Coautor, Iván López, Técnico deportivo, atleta, promotor del deporte y vecino de La Pintana.
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