La Consulta Ciudadana Municipal ha sido un hito histórico para la democracia chilena. Este evento marca una pista de acción que posibilita encauzar las demandas sociales y políticas, pero es mucho más que eso: llama a reflexionar dado que es, en primer lugar, una instancia profundamente democrática que pone en práctica uno de los principios fundamentales de la democracia republicana, la soberanía popular.
En el marco de una sociedad donde el orden político está siendo cuestionado, donde la clase política ha perdido legitimidad y las instituciones son objeto de la desconfianza ciudadana, este tipo de actos políticos posibilita la recuperación de esa necesaria confianza.
Es un evento de participación que posibilita recoger el sentir y las demandas de forma pacífica. El pueblo soberano tiene muchas formas de expresión de su voluntad, que va desde la marcha, la concentración, los cabildos, las cacerolas y en varios casos, aunque cuestionables, la violencia.
Esta consulta, aunque no es vinculante, representa una instancia en la cual la persona expresa su preferencia por el orden institucional y por las prioridades sociales de forma personal y privada, sin presiones ni coerciones, libremente.
Además, la forma bajo la cual se ha implementado ya sea electrónica on-line, mixta, o presencial, introduce un elemento innovador que significa experimentar en un evento electoral real, el voto electrónico que jamás se ha empleado en votaciones oficiales en el país.
Muchas naciones en el mundo ya cuentan con sistemas de voto electrónico lo cual, hasta ahora, no ha sido la tradición en Chile y ha llegado el momento de comenzar a implementarlo, esta consulta entrega un claro precedente en esa dirección.
Se trata de una consulta ciudadana que por ser iniciativa de los gobiernos municipales se centra en la participación local, reivindicando que la democracia de la base, en sus territorios , es y debiera ser uno de los pilares de una sana democracia, sólida, fuerte y participativa.
Con esto, la Asociación de Municipalidades nos está recordando que la gran brecha que existe entre representantes y representados, en la crisis política que se vive en Chile, puede ser remediada desde las instancias que convocan a los vecinos que tienen una proximidad mayor con sus autoridades locales. La reconstrucción democrática se hará desde la base y en territorios locales o quedará nuevamente coja.
Por lo demás, es una instancia inédita por cuanto convoca el voto, no sólo de los ciudadanos reconocidos por la ley, sino que amplía el padrón incluyendo a los jóvenes entre 14 y 18 años, lo cual no se había hecho en ningún proceso electoral oficial anterior.
Con esto genera un precedente innovador que incorpora e incluye a las nuevas generaciones, precisamente aquellas que más reclaman por la falta de representatividad de nuestro sistema político actual.
Hemos sido testigos que se ha producido una confluencia de instituciones de la sociedad civil entre las cuales es digno mencionar la Mesa Social y a representantes de diversas organizaciones que han trabajado para que esta consulta se haga posible, a los alcaldes, consejos y órganos municipales y vecinales de las 225 comunas del país que se han organizado desplegando un esfuerzo inédito, sin mayores recursos, y con la simple convicción democrática.
Por todas estas razones, se trata de una experiencia social inédita, que puede ser prefigurativa de la nueva democracia que se debe reconstruir en el país. Este evento democrático por medio de cual ha hablado la ciudadanía marca un antes y un después.
Una vez experimentado un proceso como el que se vivió este domingo ya no se podrá volver a desconocer la importancia de las votaciones municipales, de la relevancia de los órganos del Estado descentralizados como son los municipios, de la importancia de los ciudadanos de a pie que votan en sus comunas, de la trascendencia de los tejidos sociales que articulan municipios, organizaciones civiles y órganos académicos, en fin, de la necesidad de que a futuro las elecciones se modernicen y se pongan al servicio de sistemas más accesibles y directos de votación. La democracia que es necesaria reconstruir en Chile tiene mucho que aprender de esta experiencia señera.
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