En los últimos días, hemos sido testigos de un intenso debate en torno a las pensiones y a las distintas fórmulas para que, al momento de jubilar, los chilenos tengamos una pensión digna y justa. Políticos y técnicos, generalmente alejados de la realidad de la gente, nos bombardean con “milagrosas soluciones” que solo ellos entienden.
Aunque los alcaldes no tenemos la facultad para definir el mejor sistema de jubilación, sí podemos impulsar medidas concretas para que nuestros viejos vivan con menos presiones y estrecheces económicas.
Con ese objetivo, la Municipalidad de La Florida ha hecho un gesto solidario e implementará, a partir del 1 de enero del 2019, una rebaja generalizada de los costos de un gran número de servicios municipales, en beneficio de los sectores más vulnerables.
Todas las municipalidades cobran distintos derechos como licencias de conducir, patentes para la venta de bebidas alcohólicas, retiro de escombros, derechos de aseo, entre otros. Lo que queremos es ayudar a nuestros vecinos, tanto de La Florida como de todo Santiago, con rebajas que van desde el 50% al 99% de los pagos, según la realidad económica de cada persona.
Es ético y justo que aquellos que han trabajado y pagado impuestos toda su vida o que viven atrapados en la pobreza, cuenten con una mano solidaria.
Por ejemplo, todas las personas de más de 60 años, que tengan una discapacidad, una enfermedad catastrófica acreditada o que vivan de una licencia de conducir, pagarán la mitad del costo del permiso de manejar, es decir, 20 mil pesos. Los ancianos o quienes tengan una enfermedad terminal tendrán un 99% de descuento.
También se incluirá a muchos de los que trabajan con sus autos; en el caso de los que manejan taxis, furgones y camiones, tendrán una rebaja del 50% en los servicios. Ellos viven de sus vehículos y para esto necesitan sus licencias de conducir.
Si a las grandes empresas se les permite descontar impuestos cuando compran una máquina, por qué no buscar una forma de ayudar a estas pequeñas empresas unipersonales. Solo deben acreditar pertenecer a la calificación del 60% de menores ingresos.
Esto no se trata de regalar cosas ni de populismo barato, en lo que caen muchos municipios, sino que de hacerle más fácil la vida a la gente.
¿Por qué seguir atorando a una persona que ha pagado sus impuestos durante 40 años?
¿Por qué no apoyar a un emprendedor que con esfuerzo debe sacar adelante su microempresa?
Muchas veces la gente me para en la calle y, con gusta razón, reclama porque no existe ninguna retribución al aporte que ellos hacen, o que hicieron, a nuestro país y economía. Estoy convencido de que medidas como estas pueden ser pequeños pasos, pero que si son replicados por otros municipios podrían impulsar una revolución de justicia social y generar una real diferencia en el día a día de los chilenos.
En la discusión sobre el futuro de las AFPs y sobre cómo logramos una mejor seguridad social sobran los argumentos técnicos y la recetas de los expertos. Lo que lamentablemente falta es solidaridad, generosidad, “calle” y ponerse en el lugar del otro.
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