Esa obsesión de cuantificar la subjetividad

¿Por qué las ciencias sociales se tienen que validar con las herramientas de las ciencias científicas? ¿Por qué no buscar una verificación acorde con la naturaleza propia de sus investigaciones, que en un alto porcentaje son subjetivas?

Es conocida la frase “si no se mide no sirve”. ¿A caso no existe la complicidad, el amor, el odio, la confianza, la fe, las alianzas tácitas?

El eventual miedo en una organización no se puede cuantificar, pero podría ser real, las externalidades negativas son tantas que no solo perjudican al trabajador, que es lo más importante, sino también la productividad. Incluso puede traer movimientos subterráneos que agiten el descontento. Como reza en una muralla en el sur del mundo, hay que organizar el odio.

En este caso, ¿no será positivo detectar el temor de forma oportuna y no obviarlo porque no es medible? Así las gerencias podrían revisar su comportamiento y corregirlo a tiempo, por el bien, la paz, la tranquilidad y la eficacia de quienes integran dicha organización.  

Pareciera que recurrir a los números eleva el nivel de quien expone el problema e intenta resolverlo. Sin embargo, a decir verdad, personalmente encuentro que es una mala ecuación.

Recuerdo el día en que dejé las matemáticas por las comunicaciones, la variación porcentual de la percepción de mi inteligencia, en mi entorno, disminuyó drásticamente y sin contemplación. Nunca olvidaré las miradas de desilusión, y la imposibilidad de revertirlas hasta hoy.

La subjetividad corresponde a un plano de intangibles, invisibles, que se mueve en el mundo de las percepciones, las cuales, ya sabemos, corresponden a la intersección de un conjunto cuyo resultado es el fenotipo de cada individuo.

¿Qué se puede hacer con estos abanicos y muros incorpóreos e impalpables? Es como las encuestas políticas, efectivamente son capaces, dentro de un margen de error, de predecir quién ganará las elecciones, lo cual es plausible.  Pero, ¿qué metodología podría explicar las motivaciones del votante, la génesis y trama de discernimientos para desembocar, por ejemplo, en abstenciones?

Considero que en una investigación empírica usar como herramienta de prueba una evidencia tangible es un error metodológico, cuya muestra no podrá dar cuenta del amplio, profundo, intenso y arraigado dinamismo de corrientes subyacentes que se manifiestan y se expresan. En este caso, aunque se detecte, no se releva, por la imposibilidad de la demostración.

La matriz lógica no cumple una buena función para comprender y aprehender esas realidades vividas desde tantos cristales, de sumas y restas, multiplicaciones y divisiones.

¿Será el prestigio de las mentes matemáticas o simplemente la incapacidad de crear una metodología creíble que esté en línea con la subjetividad?

Pienso que el día que podamos despojarnos de las medidas, podremos empezar a descubrir inimaginables hasta hoy.  

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