El legendario robo al camión de valores de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires en 1965, y rescatado por el escritor argentino Ricardo Piglia, es hoy realidad sobre las tablas, gracias a la compañía Teatro Cinema en la obra "Plata Quemada", estreno del Centro GAM para transitar los arrabales de la traición, heroísmo, aventura y osadía, en la época dorada de la crónica roja, para una sociedad aún devota del dios dinero.
La banda organiza sus estrategias e integra a cuatro ladrones de amplio prontuario y lunfardo, para lograr el botín, en una tolvanera de heridas sociales, corrupción y crítica frontal a la patente de corso adquirida por los bancos para su "choreo".
En un mundo de peces pequeños, siempre devorados por los grandes, los ladrones encarnados por Christian Aguilera, Daniel Gallo, Esteban Cerda y Julián Marras toman la decisión de traicionar al resto que planificó cada milímetro del golpe, urdido también junto a funcionarios, políticos y policías.
La escena propone una mecánica digital de alta tecnología, permitiendo a los intérpretes circular por callejones, bóvedas, carreteras, furiosas balaceras, cuartuchos de reunión, recintos carcelarios, escenas de infancia, aeropuertos, camastros en la cana y casas de seguridad por Montevideo.
Es un despliegue de maldad insolente, un bandoneón formidable gracias a la dirección de arte y diseño integral de Teatro Cinema, donde la Iluminación, el storyboard, el diseño multimedia, el modelado 3D y la animación 2D-3D, potencian al máximo los dibujos con su animación.
Los elementos del género negro embriagan a cada ladrón y a cada policía, permean en todo funcionario corrupto y prensa ávida de sangre de primera plana. Es un guión de Juan Carlos Zagal y Sofía Zagal, en colaboración con Montserrat Antileo, con una dirección y asistencia de dirección, donde también se luce la legendaria dupla Zagal-Laura Pizarro.
Los espectadores no sólo disfrutan las actuaciones y efectos especiales, también son testigos de los complejos engranajes digitales, cinematográficos y teatrales a dominar para conseguir este sofisticado teatro del siglo XXI.
Los ladrones y Teatro Cinema hablan desde "Plata Quemada" sobre la sociedad actual, ya percolada sin remedio por la ambición y la codicia. ¿Cuándo se harta un avaro? La bronca y los balazos se unen contra los bancos, los cuales ofrecen un paraguas cuando es verano, pero lo retiran apenas empieza a llover, como decía Mark Twain.
Teatro Cinema en manada pregunta ¿qué sucedería si una turba y frente a todos los medios, amontona una pira de millones y millones en billetes, en obsceno efectivo y les prende fuego?
Una comedia negra, absolutamente a tiempo para un país refundado en una revolución armada de los mercados de capitales, la cual cambió valores, principios y lealtades para siempre.
"Plata Quemada" es hija también de estas tres décadas, pero de una manera virtuosa. Teatro Cinema intuyó en sus orígenes cómo la post guerra fría sería audiovisual, propiedad de la imagen por sobre el discurso, época iconográfica, como advirtió Umberto Eco al inicio de la informática.
Los inicios de Teatro Cinema están en los '80 en la compañía La Troppa, gracias a la certeza de Jaime Lorca, Laura Pizarro y Juan Carlos Zagal. Fueron, como Adolfo Couve en busca del tema universal, vía literatura. Así como Kubrick devoró libros, ellos y luego de sus lecturas, se retiraban por meses en una parcela, junto a artesanos y profesionales colaboradores, para bruñir cada escena. Querían no sólo hablar en Chile, sino también por el planeta. Luego del estreno y primera temporada, sucedían años de viajes, donde recibían importantes premios, sobre todo en Francia. Consiguieron el oro del prestigio, en un mundo del arte podrido por la simple fama.
Entre sus montajes más relevantes se recuerdan "Pinocchio", "Lobo", "Viaje al Centro de la Tierra", "Gemelos" o "Jesús Betz". Desde el 2005 Lorca siguió el camino de los títeres, marionetas, maderas, clavos y martillos, hoy coordina una enorme comunidad, vía el festival La Rebelión de los Muñecos. Pizarro y Zagal forman, desde ese año, a actores y técnicos para el lenguaje del teatro-cine.
"Plata Quemada" no puede apreciarse sin esos días, así como no podemos paladear a la Electric Light Orchestra sin antes a The Beatles. En esta propuesta hayamos, en 3D y versión 2.0, los elementos de la receta. El portentoso apoyo visual para las acciones de los actores, lo escenográfico como personaje, el cómic-humor y las onomatopeyas del cartoon, la exigencia acrobática, esa exquisita banda sonora compuesta por Zagal.
Imaginación al servicio de estos asaltantes, vestidos con el idioma y que saben cómo el motor de la historia es la traición. Entendida ésta, como un big bang inevitable para todos nosotros. Nos vamos de casa y del barrio, pues la expansión del universo así lo reclama.
Es la apostasía burda, la madre de desleales y conversos, la traición natural, en cambio, produce argonautas. Los salteadores huyeron con el botín, pero no abandonaron sus códigos caneros y enfrentaron a la policía como los texanos en el film "El Álamo".
Cada Beatle siguió brillando. No se acabó el mundo. Peter Jackson los muestra hoy en un 1970 pleno de creatividad. Teatro Cinema, sigue profundizando su mensaje, tal como persiste Botero actualmente, limando sus tonos y trazos.
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