En 1975, profesionales del Comité de Cooperación por la Paz, luego Vicaría de la Solidaridad, buscaron nuevas formas de apoyar a las personas que en cárceles y campos de concentración sufrían graves atropellos a los DD.HH., en medio del horror desatado por el golpe de Estado de 1973. Junto al apoyo legal, social y acompañamiento, este organismo de la Iglesia Católica se encontró con una nueva necesidad: los encarcelados quieren trabajar con las manos.
Paralelamente, las mujeres cuyos familiares están privados de libertad o se desconoce su paradero, crean pequeñas escenas bordadas donde cuentan parte de las angustias que viven. Reunidas en talleres bordan arpilleras, pero también encuentran apoyo y contención.
Desde el dolor surge un caudal de artesanías que la vicaría acoge, para el cual hay que buscar una estrategia que permita a las personas no sólo expresarse y denunciar, sino también obtener una retribución económica por su trabajo.
A través de su Programa de Talleres, el organismo llevó adelante esta misión hasta 1990, cuando junto con la recuperación de la democracia se crea la Fundación Solidaridad, para seguir esta labor con artesanas y artesanos que viven en situación de vulnerabilidad social hasta 2011, cuando la organización cierra definitivamente.
Winnie Lira, desde la vicaría y luego como directora de la Fundación Solidaridad, junto a profesionales, trabajadores y voluntarios; circuló, visibilizó, llevó al extranjero y comercializó las obras de los encarcelados, sus familiares y otras muchas personas que buscan -hasta hoy- justicia para sus seres queridos muertos o desaparecidos, así como las obras realizadas por artesanos urbanos que retrataban ollas comunes, comedores solidarios y también paisajes campestres.
Parte del trabajo que desempeñó durante 37 años queda plasmado en su colección de artesanía que, como Programa de Artesanía UC, en colaboración con el Centro de Patrimonio y la Escuela de Diseño, mostramos en la exposición "Artesanías de la Fundación Solidaridad, a 50 años del golpe de Estado en Chile", en una pequeña galería en el Edificio de Diseño de la Universidad Católica, justo en un espacio de alta circulación de jóvenes estudiantes que no vivieron la dictadura.
Se trata de 6 obras que cuentan una parte de la historia de nuestro país y evidencian la importancia de la artesanía como manifestación cultural y su rol social en los procesos históricos y la dignidad de las personas y los pueblos.
Una colección de miniaturas de herramientas hechas en hueso de la sopa, por diferentes presos en el Campo de Concentración de Puchuncaví, de quienes desconocemos sus nombres, sobrecoge por su perfección y detalle. En el libro "Dignidad hecha a mano", que en 2005 celebraba 30 años de la fundación (cuyos textos acompañan la exposición a la que nos referimos), se explica: "Desde el Campo de Prisioneros de Puchuncaví (1973-1976), comenzaron a llegar decenas de herramientas en miniaturas talladas en hueso, material que a veces les quedaba de la sopa. Simbolizaban en éstas lo que ellos añoraban: el trabajo."
De Victoria Díaz se expone una arpillera con el mensaje "larga es tu ausencia y por toda la tierra pido conciencia", verso de la Cueca Sola, pieza musical escrita por Gala Torres, ya fallecida. Palabras bordadas en la obra que con retazos de tela muestra a una bailarina sin pareja, acompañada por sus compañeras: sobre el pecho, todas llevan una imagen del ausente. Al lado de la anterior, se encuentra la arpillera que Sara "Charito" Henríquez, bordó especialmente para la exposición, emulando otra que hizo hace varios años atrás, a fines de los '80. En ella un grupo de mujeres sostiene el letrero "Bienvenida Democracia".
Junto estas y otras obras, encontrará el visitante recortes del extenso archivo de Winnie, que guarda notas de prensa, que en la época hablaban de las arpilleras como "tapetes subversivos" en diarios de circulación nacional, mientras en semanarios de otros países se titulaban reportajes sobre estas obras con la frase "bordar por la vida".
Como Artesanía UC, presentamos esta muestra desde la admiración que nos produce la iniciativa y las personas que la llevaron adelante con la finalidad de reflexionar en torno al rol de la artesanía durante la dictadura, como un discurso de dignificación y denuncia que se ha proyectado en el tiempo. Porque la historia la hacen los pueblos. Aunque a veces también la tallan, la bordan y la modelan.
La exposición puede se visitar hasta el 31 de diciembre en el Comendador 1916, Providencia. Entre 10:00 y 17:00 horas.
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