El Fondo del Patrimonio Cultural 2024 reafirma el compromiso del país con su historia y sus comunidades. Este año, hemos alcanzado un logro histórico: La asignación de más de $2.000 millones para financiar 101 proyectos que no solo preservan nuestra herencia cultural, sino que también refuerzan el tejido social y proyectan un futuro donde el patrimonio sea el eje de un desarrollo inclusivo y sostenible. Este esfuerzo, más que una inversión económica, es una apuesta por un Chile que pone en valor sus raíces y las proyecta al mundo.
Esta convocatoria destaca por su enfoque en la descentralización, con proyectos seleccionados en las 16 regiones, reflejo del esfuerzo por democratizar el acceso a los recursos y fomentar la equidad territorial. La Región de los Lagos lidera con 12 iniciativas, seguida por Valparaíso y la Región Metropolitana, pero es en las localidades menos visibles donde estos fondos cobran su verdadero significado: Preservan identidades, revitalizan comunidades y generan oportunidades.
Esta diversidad territorial se traduce también en la multiplicidad de los proyectos financiados. Desde la restauración del mausoleo de la Sociedad Croata en Punta Arenas hasta la reedición de libros que rescatan tradiciones locales, cada iniciativa seleccionada es un recordatorio del Chile profundo, plural y diverso que somos.
Por primera vez, este fondo incorporó la submodalidad de producción de encuentros patrimoniales, lo que permitió financiar talleres, jornadas de diálogo participativo y ejercicios de memoria colectiva en comunidades de todo el país. Porque el patrimonio no solo se conserva en los muros de un edificio histórico; también vive en las voces de quienes lo habitan y lo resignifican.
El aumento en los recursos asignados respecto del año anterior refuerza el compromiso del Gobierno de transformar al patrimonio en una herramienta de desarrollo sostenible y justicia cultural. No se trata solo de preservar lo que ya existe, sino de proyectar un futuro donde las comunidades se reconozcan en su historia y encuentren en ella un motor para su desarrollo. Este enfoque refleja una mirada política robusta: El patrimonio no es accesorio, es central en la construcción de un país que se piensa desde su diversidad.
No olvidemos que este esfuerzo tiene un impacto directo en las comunidades. Cada proyecto financiado genera empleo, activa economías locales, fortalece las identidades y abre espacios de diálogo. Los recursos destinados al patrimonio no son un gasto, son una inversión estratégica en las personas y en el país que queremos construir. Un país que se reconoce en su historia, que se enorgullece de su diversidad y que, con acciones concretas, trabaja por un desarrollo más equitativo.
El Servicio Nacional del Patrimonio Cultural se ha fijado como misión garantizar que el patrimonio sea accesible para todos. Este fondo es una herramienta clave para lograrlo, pero no es la única. Seguiremos implementando políticas públicas que prioricen la descentralización, promuevan la participación activa de las comunidades y proyecten el patrimonio como un derecho fundamental, inseparable de la identidad nacional.
Chile avanza en la construcción de una política cultural sólida y comprometida. Este fondo es una expresión tangible de ese compromiso. Porque preservar nuestra memoria no es solo un acto de justicia histórica; es una declaración de intenciones. El patrimonio es el puente entre nuestro pasado, nuestro presente y el futuro que soñamos. Y en ese puente, estamos todos.
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