El valor de tener calle

En mayo de 2019, en Santiago, se lanzó lo que nuestro director social Paulo Egenau, llamó “la política pública más innovadora para las personas en situación de calle en la historia de nuestro país”, el programa Vivienda Primero, que este 2020 favorecerá a 80 personas de las más de 15 mil que están en situación de calle en Chile.

Hasta ahora los programas dirigidos a estas personas les han pedido una serie de “demostraciones de buena conducta”, abordando su situación desde el prejuicio y no desde sus derechos.

Vivienda Primero, que se inspira en Houssing First, un modelo exitoso en Estados Unidos, Canadá y Europa, es revolucionario porque entrega un piso básico para enfrentar el reto del cambio: la vivienda. La mayoría de nosotros contamos con una casa, un espacio de intimidad, seguridad y protección.

Ellos no tienen este espacio vital y para ellos levantarse cada día es mucho más duro y desafiante que para cualquiera de nosotros.

Entregar una casa sin exigencias, como dejar el consumo o contar con un trabajo, obra maravillas en las personas. Al poco tiempo se ven los cambios físicos y emocionales; los rostros comienzan a brillar, lo que es reflejo de la recuperación de la dignidad.

Saulo, que vive en un departamento en Santiago Centro desde mayo afirma que gracias a Vivienda Primero recuperó su rol de padre y de abuelo, mientras Jaime, quien partió en noviembre compartiendo un departamento con su hijo en La Florida, afirma: “Es triste no existir, ser un indigente, alguien con quien te cruzas lo mismo que con un papel al que se lleva el viento. Y está la violencia, porque la calle es la calle y se ha vuelto cada vez más peligrosa. Hace tiempo ya que las personas perdieron el amor al prójimo, que no hay solidaridad, ni compasión. Hoy da más miedo que antes la calle, pasan vehículos con gente disparando, todo el mundo anda agarrándose a balazos, en la noche, es una selva”.  

Desde marzo, 40 personas son apoyadas por el Hogar de Cristo en Santiago y Valparaíso en esta iniciativa que requiere de todos, Estado, empresa privada y sociedad completa.

Una de las grandes dificultades está siendo arrendar las casas requeridas. Porque hay que tener calle para no tener prejuicios y los que arriendan tienen casas, pero no calle, y a veces nos domina el prejuicio.

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