Antes de iniciar este relato, quiero señalar que no avalo ninguna acción o medio de violencia en ningún ámbito de la vida ciudadana y reitero mi compromiso con una vida humana pacífica, con justicia social y garantista de los derechos humanos de todes.
El viernes 24 de noviembre se cerraba la semana de Educación Parvularia en el campus Macul de la UMCE, también las Jornadas Doctorales, donde yo debía dar mi conferencia a las 15:00 horas. Hasta las 14:00 horas, que fui a comprar mi almuerzo, todo estaba en paz, con estudiantes almorzando en los pastos, con sus amigos o hijos pequeños, otros jugaban fútbol en las canchas, los estudiantes de música ensayaban, llenando el Peda de canto. A esa hora, algunas clases se iniciaban y otras terminaban. Al caminar a la oficina el sol estaba a nuestro antojo y yo había tenido una mañana increíble y feliz.
Salí de la oficina dejando parte de las cosas de mi cartera, para meter allí unos libros y mi computadora. Total, volvería a las 16:30. Es lo que les dije a la secretaria. Al llegar al pabellón donde está el programa de doctorado me encontré con unos 100 uniformados de Control de Orden Público (COP) de Carabineros, que corrían hacia donde yo estaba, armados, con escudos y con gases en las manos, mientras las estudiantes de Educación Diferencial (donde también estudian estudiantes sordos y ciegos) corrían despavoridos, sin dirección alguna.
Me devolví a dar instrucciones de calma y a viva voz, a las y los estudiantes para que volvieran a sus departamentos con sus profesores, mientras veía a la directora de Educación Parvularia haciendo lo mismo, y al director de Educación Básica siendo violentado por COP, al quitarle su celular y lanzárselo al pavimento.
Me acerque al pelotón. Pregunté ¿quién está a cargo? Me identifique con mi cargo y con mi nombre. Les pedí la orden de ingreso al campus y ellos, al verse sin respuestas, señalaron que podían tener una orden de palabra y que todes debíamos mostrar la cedula de identidad y el que no estaba de acuerdo debía ir a preguntarle al juez. Señalamos que estamos en nuestro lugar de trabajo, que éramos funcionarios públicos, que este era un espacio protegido por todos los tribunales internacionales, que no podían estar en nuestro campus sin autorización universitaria... me redujeron y me tomaron detenida "por ocultamiento de identidad", me sacaron del campus, me fotografiaron sin consentimiento y me metieron en un furgón donde tres efectivos me grababan y me decían cuestiones alusivas a las bombas molotov, y a que yo avalaba que quemaran a carabineros, todo mientras me grababan, y alternaban su texto con ofrecimientos de agua y cuidados paliativos. Me negué a ser esposada, a que me tocaran; ellos volvían con lo de las bombas, luego con darme agua mientras me grababan. Me horroricé cuando la radio del furgón mandataba ir al subterráneo de Historia y a Filosofía, sin miramientos, que había que traer a uno con un tatuaje.
De pronto, abrieron la puerta y un coronel pidió mi salida y mi vuelta al campus. La persona que manejaba el furgón le dijo que no era su atribución, que era una detenida de especial interés. Hubo discusiones, luego subió al furgón con dos efectivos, mientras en la radio se escuchaba que ya los estudiantes estaban arrodillados y que había que llevarse a uno con un tatuaje.
Comencé a perderme, mientras vi que llegaba a una escuela, que en mi infancia era un colegio. Me ingresaron a la celda de imputados, me quitaron mi cartera con mi computadora y mis libros, me revisaron físicamente, me volví a negar a las fotografías, les pedí que me leyeran mis derechos. Nadie lo hizo. Me pasaron por un computador biométrico donde estaba hasta mi firma y fotografía. Me pusieron en una celda, no me permitieron llamadas, no me leyeron mis derechos, ni los que debe tener una mujer detenida, aun sabiendo que era la ministra de fe de mi facultad.
...perdí la noción del tiempo, hasta que trajeron a un estudiante a quien lo fotografiaban para señalar que tenía un tatuaje. Mismas preguntas duras, alternadas con preguntas de buena crianza. Estudiante de 2° año, de pedagogía en Matemática, con beca Vocación de Profesor, que había ido a la DAE a dejar una pelota después de un partido de fútbol. Lo inste a respetarse por su beca y a desnudarse si fuese necesario para dejar en claro que NO TENIA NINGÚN TATUAJE. Que yo estaba en la celda contraria escuchando. Intervine todo lo que pude para que vieran que era un estudiante de alto puntaje PAES, era un adolescente, al que discriminaron por su apariencia. Para ellos éramos los detenidos de especial interés con los que COP cobra sus bonos.
En un momento pasó nuevamente un funcionario de alto rango por el frente de mi celda. Toda la 33ª Comisaria de Ñuñoa sabía que ni el estudiante ni yo podíamos estar allí, porque habíamos sido identificados, pero acataban a COP. Al escuchar que venía otra persona de mayor rango a ver al estudiante, COP me sacó de la celda y me llevó a constatar lesiones (horas antes lo habían descartado). Luego de 4 horas en el espacio de salud, los escucho que seré pasada a detención y que debo ir a la Penitenciaria, quedando detenida. Se felicitaron.
A mi retorno a la 33ª Comisaría, el estudiante había sido liberado y yo pasaba a control de huellas dactilares, fotografiada y se me hizo firmar un documento con mis derechos, los cuales yo misma leí en voz alta. Si no hacia eso, me amenazaron que sería peor, y que era necesario para irme a la Penitenciaria con todos los imputados de la noche (hombres y mujeres juntos). No se preocupe -me dijo-, hay cámaras para ver si le hacen algo. Soy valiente, dije, viví en dictadura. Dijo "con una pasaíta, tendrá" (risas y COP se fue de la comisaria).
Cerca de las 21:00 horas pude avisar a mi hijo que estaba detenida y que pasaría a control de detención. En ese minuto mi familia comenzó a buscar que me liberaran y la cantidad de gente que llamaba por mí y mis colegas comenzó a superar a la comisaría. No obstante, no había sido liberada y nadie se lo explicaba y nadie podía hacer nada. La fiscal mandaba.
A altas horas de la madrugada mi sobrino abogado insistió, hasta dar con la fiscal que determinó que pasara a control de detención. Dos fiscales habían concluido ello por ser una detenida de especial interés, sumado a una bitácora falsa que hizo COP para darme un escarmiento, abusando de su poder.
A las cinco AM del sábado 25, el sargento Santibáñez al ver que me preparaba psicológicamente para ir a la Penitenciaria, tuvo comunicación con la Fiscalía Oriente, donde pudo exponer las condiciones improcedentes. Señalándole que dos abogados ya habían dado a conocer este mal proceder de COP y del Ministerio Público a los fiscales por correo electrónico. Ello permitió que los esfuerzos de los abogados de mi familia cobraran frutos y luego de más de 16 horas detenida me pusieran en libertad antes que llegara el carro de Gendarmería.
Por lo anterior:
En consecuencia, queda actuar conforme a derecho y solicitar los sumarios administrativos correspondientes a Carabineros y al propio Ministerio Público y plantear todas las querellas necesarias al Estado de Chile por los hechos a los que siempre nos vemos expuestos como universidad pública, PARA QUE NUNCA MÁS se vulnere a las y los profesores del exPedagógico de Chile con la violencia represiva, el armamento y el abuso de poder.
COP puso a las y los profesores de una universidad pública violetamente de rodillas, con apoyo del Ministerio Público, pero debe saber todo Chile que las y los profesores de la UMCE seguiremos cuidando la democracia, para que Chile, no vuelva a ser puesto de rodillas como lo fue hace 50 años.
Espero que este texto in-extenso llegue al ministro de Educación, a la subsecretaria de Educación Superior y, especialmente, a la ministra del Interior y Seguridad Pública de Chile, señora Carolina Tohá; y a la ministra de Defensa, señora Maya Fernández Allende; e instruyan los sumarios correspondientes.
Por mi parte, me reservo el derecho a recurrir a todas las instancias nacionales e internacionales para reparar el daño que esta situación le ha causado a mi persona y a mi imagen como académica.
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