La reciente aprobación en el Senado, por unanimidad, del Proyecto de Ley para la Inclusión Laboral de personas en situación de discapacidad, es un paso fundamental en el camino a la igualdad que, más allá del discurso y la buena intención, pronto será Ley cuyo marco regulatorio resguardará y garantizará los derechos de quienes han estado históricamente fuera del mundo laboral, o que por su condición han sido discriminados en sus remuneraciones.
Así, y a través de la exigencia de incorporar un porcentaje de trabajadores/as en situación de discapacidad en reparticiones civiles, públicas, militares y en las grandes empresas, comenzamos un proceso de cambio real y sostenido.
Esta nueva exigencia nos enfrentará a lo que debe ser; un mundo laboral inclusivo, y por ende dejaremos atrás los pensamientos colectivos que consensuaban consciente e inconscientemente la eterna dependencia de quienes, al no tener cabida en lo laboral, no tenían ninguna posibilidad de autonomía económica y tampoco independencia. Esta Ley trae consigo, igualdad, reconocimiento, tolerancia y sobre todo libertad.
La modificación legal es aplaudida desde diversos sectores y, a partir de su instalación como parte de la estructura del mercado laboral chileno, demanda acciones concretas para la incorporación de personas en situación de discapacidad, es decir intermediación laboral efectiva, capacitación pertinente y de calidad y una nueva relación de cooperación y confianza entre el mundo público, privado y la sociedad civil.
En Sence comenzamos en el año 2014 a trabajar en el desafío de implementar el Programa +Capaz - premiado este año a nivel mundial como “Política Innovadora”, según la Fundación Essl -a través de su Proyecto Zero - que consideró cambios profundos en términos de forma y una reestructuración en todos los procesos de la institución a fin de precisamente incorporar al mundo laboral a personas con discapacidad.
Poner en marcha y articular +Capaz Discapacidad demandó una inversión pública histórica proyectada al 2017 de más de 11 mil millones de pesos a fin de llegar con capacitación a un sector totalmente marginado en términos de formación laboral y empleo y cuya incorporación requirió de una nueva propuesta, con una visión inclusiva lejos del cálculo matemático.
La experiencia +Capaz ha sido un aprendizaje, pero sobre todo una conexión convocante y motivadora que ha movilizado a miles de personas que nos han entregado su confianza y para quienes trabajamos con la convicción de que juntos podemos hacer un Chile inclusivo. Afianzando este nuevo escenario +Capaz debe perfilarse como una política de Estado.
A partir de la promulgación de la Ley comenzamos a saldar una deuda con un sector postergado de la sociedad y también con nuestro país, pues no podemos pretender apostar a ser un Chile inclusivo si no realizamos cambios de forma y de fondo en nuestra estructura país, en lo legislativo, en lo social, en lo económico, en lo laboral, en lo macro que supone una sociedad igualitaria, pero también en lo individual, en lo cotidiano, hasta lograr conformar una cultura de la inclusión.
La inclusión y la diversidad deben ser parte de nuestra esencia, deben definir nuestro actuar y participación en sociedad.
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