¡Oh Bella Ciao!

 Contrapunto entre el perdón y el odio.

“¿Quién procedía a efectuar los arrestos grupales?

Los comandos de paras que operaban sobre todo a la noche, porque, a la noche, uno estaba seguro de que los iba a encontrar, por el toque de queda.

Luego, ¿se los interrogaba? 

Sí. 

¿Y para usted, eso quería decir hacer uso, eventualmente de la tortura?

¡Que pregunta estúpida! ¡Por supuesto que comprendía la tortura!” 

El diálogo anterior corresponde a una entrevista realizada por la periodista Marie-Monique Robin al general francés Paul Aussaresses, uno de los principales reivindicadores del uso de la tortura en Argelia durante la persecución al FLN argelino en la década del 50 del siglo XX.

Las palabras de Aussaresses, toman relevancia en la coyuntura actual por dos motivos.

El primero, por el perdón. Porque hace tan solo un mes, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reunió con Josette Audin, la viuda de Maurice Audin, matemático comunista y partidario de la independencia de Argelia, desaparecido en 1957.

Audin, murió en tortura, método utilizado de manera masiva por los “paras” franceses en su persecución al FLN Argelino. Macron, con este acto de perdón, viene a reconocer, tal como lo señala France24, “en nombre de la República francesa, que Maurice Audin fue torturado y luego ejecutado o torturado hasta la muerte por militares que lo habían detenido en su casa”

Perdón por las torturas, perdón por las detenciones, perdón por las muertes y lanzamientos al mar, por los degollados, por las mujeres torturadas y asesinadas aun estando embarazadas. En fin, perdón por un mecanismo (la tortura) que se ha tomado las páginas en los últimos días, gracias a las frases de Jair Bolsonaro, el fascista candidato que compite por la presidencia de Brasil.

Un segundo motivo en que las palabras de Aussaresses toman sentido, es por el odio. Motivo por el cual, además, estamos obligados a la acción y a la denuncia, ya que es en este momento en que replican como zumbido de plagas, las palabras de Aussaresses, quien hace más de 4 décadas, llegaba a Brasil, a enseñar a militares de ese país y de otros de América Latina, incluido Chile por supuesto, los métodos “tan efectivos” utilizados en Argelia.

“Nuestro trabajo comenzaba al caer la noche […] embarcaba prisioneros de los que no se había podido sacar nada, y, en general, hubieran hablado o no, no salían vivos de Tourelles; o bien me confiaban prisioneros en mal estado y en ese caso…

¿Los hacían desaparecer?

Desaparecían…” 

Es decir, se enseñaba lo “útil” de conformar centros clandestinos de detención y tortura, del toque de queda, del control zonal de las manzanas, poblaciones, comunas, etc., de lo “efectivo” que era el interrogatorio con picana, o el “excelente” resultado que era actuar de noche, y el hacer desaparecer a las víctimas.

En otras palabras, desde ahí, desde Manaos en Brasil, verdadera escuela de torturadores y represores, salieron formados muchos de los agentes que, en las respectivas dictaduras militares del Cono Sur, aplicaron al pie de la letra los postulados galos de “Contrasubversión”.

El propio Manuel Contreras, verdugo a cargo de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), reconocería que cada dos meses, enviada agentes de ese órgano represor a “capacitarse a Manaos”, en los métodos franceses dictados por Aussaresses.

Por un lado, está Jair Bolsonaro, reivindicando aquellas ideas y métodos impartidos en Manaos, en los 70s, y que desolaron el Cono Sur bajo sendas dictaduras militares, algunas de ellas con claros rasgos genocidas.

Macron, por otro lado, pidiendo perdón por las consecuencias que trajeron esas mismas ideas y métodos en Argelia, hace más de 50 años. Jugarretas temporales de una espiral histórica. ¿Será acaso que debemos esperar medio siglo para que, a una misma voz en toda América Latina, se pida perdón por los cientos de miles de desaparecidos, torturados y encarcelados?

No es una pregunta antojadiza, es una urgencia. Más cuando dentro de la propia Escuela Militar de nuestro país, se rinde homenaje a uno de los criminales más brutales que tuvo nuestra criolla dictadura, Miguel Krassnoff Martchenko.

Y más urgente aún, cuando no han sido pocos los políticos de la derecha chilena en adherir a Jair Bolsonaro. El propio Sebastián Piñera siente “cercanía” con el candidato presidencial de extrema derecha.

Mientras algunos en nuestra izquierda, quieren intentar de manera desesperada conformar alianzas desteñidas, desconectadas absolutamente de la realidad, el neofascismo, parece estar tomando la delantera. Y, así las cosas, uno de los himnos más populares de la resistencia antifascista, ¡Oh Bella ciao!, nos parece indicar el actuar. 

Una mañana, me he despertado,

O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao,

Una mañana, me he despertado,

y he descubierto al invasor. 

N de la E: Gutiérrez, Cristian  autor de la “La Contrasubversión como política. La Doctrina de Guerra Revolucionaria Francesa, y su impacto en las FF.AA. de Argentina y Chile”. LOM Editores. Chile, 2018.

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