Viejo, mi querido viejo

“Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando. Tiene la tristeza larga de tanto venir andando”. Así dice la canción y me duele pensar que hoy la mayoría de los adultos mayores  viven tristes y siguen esperando una vuelta de mano de la sociedad.

Hace dos semanas quedó al descubierto la muerte de  32 adultos mayores de un hogar dependiente del Servicio  Nacional de Adulto Mayor  (Senama), sin que nadie pudiese explicar cuál fue la razón de sus fallecimientos. Una situación altamente preocupante porque no puede ser que un organismo que tiene a su cuidado a personas no esté al tanto del por qué se registró el deceso.

Más allá de esta lamentable situación en el Senama, estoy convencido que Chile no está preparado  para enfrentar el aumento progresivo de adultos mayores. Si antes nos jactábamos de ser un país joven y con una mayor natalidad, hoy nos acercamos al viejo continente donde la tercera edad ha ido ganando terreno.

Pero en Chile seguimos pensando en el desarrollo, sin incluir mejoras a los jubilados quienes no sólo deben enfrentar bajas pensiones, sino que además calles en mal estado, mala atención en los servicios y mejor ni mencionar lo poco que se les considera en el ámbito de la cultura.

Un país sin historia no puede avanzar y si no hacemos algo por cambiar las cosas, Chile está condenado a no avanzar. Nuestros adultos mayores son la historia y merecen que les retribuyamos el aporte que hicieron a la sociedad.

Hoy no estamos preparados para abrir espacios y generar condiciones de bienestar a la tercera edad. Un ejemplo claro es que tenemos calles en mal estado, semáforos con tiempos de paso tan rápidos, que incluso un joven debe atravesar apuradito para que no lo pille la luz roja. Entonces los invito a pensar que siente  ese adulto mayor que está parado en una esquina con un burrito o en silla de ruedas.

El ámbito de los servicios tampoco está mejor porque aunque logramos que en el Metro el adulto mayor reciba un descuento las 24 horas, los siete días de la semana y 12 meses al año, no es suficiente y por ello deberíamos trabajar para que este beneficio se extienda al Transantiago.

Otra medida que espero se pueda materializar es que los mayores puedan acudir a los consultorios en horarios más amables y acordes a su edad, pues me parece incomprensible que lleguen a las seis de la mañana para que los terminen atendiendo a las 11 AM.

Nuestros adultos mayores  también tienen derecho a la cultura y entretención. Debemos avanzar para que tengan ciertos privilegios sobre el resto ya sea en el Teatro o Cine, y que puedan acceder a mayores descuentos en boletos de bus o avión.

Pero este cambio no se podrá realizar, si como sociedad no damos un giro de 360 grados en la forma de tratar a la tercera edad y eso pasa incluso por ceder nuestro puesto en la fila del Banco o cederles nuestro asiento en el bus o el Metro.

Ellos nos han entregado su vida entera para que la sociedad este mejor  y una buena idea para  devolverles la mano es  entregándoles algún  beneficio a través de  impuestos a los más  jóvenes para que el adulto mayor tenga mayores posibilidades.

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