Los chilenos no nos estamos sintiendo satisfechos en el trabajo. Hace poco conocimos la noticia de que Chile es el tercer país de la OCDE con el menor tiempo de permanencia de trabajadores en sus empleos: 31,1% de los colaboradores con contrato de trabajo lleva un año o menos con su actual empleador.
Las razones, en parte, vienen de características concretas de las economías emergentes: Un componente significativo de contratos a plazo fijo (por ejemplo, temporeros de la agricultura) o precariedad laboral (empleadores que no cumplen con pagos de cotizaciones).
Pero, por otra parte, vemos también cifras que llaman la atención en cuanto a la insatisfacción con nuestros trabajos: 29% de los trabajadores en Chile dice no estar satisfecho con su trabajo, según el informe "Felicidad mundial 2024", elaborado por Ipsos, o 31% según el Índice de Calidad de Vida, elaborado por Sodexo (2022). Sumando a esta fricción del mundo laboral actual, en un estudio realizado por Cadem sobre las nuevas generaciones (mayo 2024), lo que más le importa en la vida a los jóvenes chilenos (de 15 a 29 años) es trabajar en algo que les guste y los haga felices.
No ha de extrañarnos, entonces, la falta de realización de las personas al interior de las organizaciones; y frente a este desafío, sería un gran error preocuparse solamente por la perspectiva "administrativa", como la disminución de productividad o el aumento de costos de reclutamiento.
Los trabajadores pasamos 30% (¡o más!) de nuestros días en el trabajo; por lo que el hacer que éste sea más satisfactorio, que generemos mejores relaciones, que percibamos que nos desarrollamos, que lo que hacemos tiene un impacto, y nos sintamos más realizados, debería ser un foco central si queremos tener mejores empresas, en todos los ámbitos que esto involucra: mejores resultados, pero también mejores en ser un aporte al entorno, la sociedad y, obviamente, a nuestros colaboradores.
Gestionando un cambio real
Por el lado de la gestión de personas, las organizaciones chilenas tienen todas las oportunidades para generar una transformación cultural y hacer que salgamos de ese podio que muestra el ranking de la OCDE.
Según investigaciones de Aaron Hurst, purpose economist y socio de Almabrands en Chile, la falta de sentido en el trabajo en una epidemia de salud, e invertir en ayudar a las personas a comprender su propósito personal es fundamental para su realización. Los líderes son pieza fundamental en que este cambio ocurra: pueden y deben empujar y ayudar a otros colaboradores a conectarse con lo que hacen más allá de lo funcional, a ser conscientes de lo que les aporta satisfacción en el trabajo.
Quiero reforzar esta idea: La satisfacción o realización de los colaboradores muchas veces se entiende como algo que cada uno de ellos debiera "arreglárselas" para lograr, esforzarse personalmente. Pero no, las organizaciones y sus líderes tienen un rol que desempeñar en esta realización. Es más, muchas empresas no reconocen esta necesidad de todo ser humano de sentirse valorado y tener un propósito intrínseco en la vida.
A través de varios estudios que dan fuerza a su libro "Purpose Economy", Aaron Hurst propone que los empleados encuentran satisfactoria su experiencia laboral cuando: 1) están generando un impacto que sienten que importa; 2) tienen un sentido de pertenencia y relaciones significativas con sus compañeros de trabajo; y 3) sienten que están creciendo tanto a nivel personal como profesional.
Existen programas de formación para líderes que ayudan a forjar el cambio en la cultura organizacional, generando ambientes de trabajo agradables, donde las personas se sienten valoradas, respetadas, realizadas. Es importante también, al proponernos este camino, el plantearnos objetivos y medir nuestro avance; también existen herramientas para esto.
Por lo tanto, no hay excusas. Las empresas deben reevaluar y mejorar sus políticas, para crear una cultura laboral en que las personas sientan que su trabajo tiene un sentido más allá de sólo los resultados de su empleador, que haga que deseen permanecer y crecer, que la colaboración, la comunicación y el compromiso entre trabajadores y empresa sean importantes, y para esto un buen punto de partida es contar con líderes empoderados, que se conecten con sus equipos, en tanto colaboradores y en tanto personas, en búsqueda de una mayor realización.
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