Un estudio reciente de ESE indica que solo 12% de los directores de empresas tiene una experiencia relevante en sostenibilidad, identificando los factores ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza), que hoy, sin duda, deben ocupar un lugar fundamental en la estrategia de las empresas.
El foco en los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo está siendo cada vez más observado por los inversores, que exigen ciertos estándares a alcanzar. De acuerdo a la comunidad Sustainable Brands (SB), su importancia se acrecentará a medida que empeore la amenaza de la crisis climática, aumenten las demandas sociales y se acerca el plazo de cumplimiento de la Agenda 2030.
Muchas empresas están buscando directores y altos ejecutivos con talentos, habilidades y especialización en sostenibilidad, que les permitan prepararse, afrontando los cambios en los negocios, de forma estratégica, en estos tiempos de incertidumbre y de crisis en varias dimensiones, de manera simultánea. La sostenibilidad corporativa reconoce que, para el crecimiento y la rentabilidad, es necesario equilibrar las ganancias a largo plazo con la protección y el cuidado de las personas y el planeta, volviéndose una prioridad para la reputación y el éxito empresarial, así como para asegurar una economía mundial en equilibrio con el medioambiente.
Es fundamental que, desde los directorios, se garantice que la sostenibilidad sea una parte integral del modelo comercial de la empresa. Los que están en esta posición deben permear a toda la organización, ese objetivo, manteniéndolo alineado con la planificación, y con el logro de sus KPI, incorporado en las metas de desempeño. Además, deben poder desarrollar, ejecutar y comunicar una estrategia que produzca impacto positivo, encontrando soluciones innovadoras, con visión de futuro.
Hoy en día las empresas requieren, que, desde su órgano superior de gobernanza, se tenga una comprensión técnica e integral, experiencia sólida en la materia, y también la capacidad de analizar de manera crítica las operaciones, así como examinar los datos y las tendencias globales, para poder identificar riesgos y oportunidades. Los directores deben empujar con convicción un liderazgo con sentido de propósito, influyendo en todos los niveles de la organización. Deben trabajar también, con pares de la industria e incluso de la competencia, a través del intercambio de conocimientos y la creación de un verdadero trabajo colaborativo y solidario, en su rubro, por ejemplo, con los gremios afines, buscando la manera más efectiva de plasmar su contribución al bienestar del país.
En pleno desarrollo de la COP27, un reciente informe de Accenture plantea que si bien más de un tercio de las empresas más grandes del mundo (34%) ahora está comprometida con Net Zero, la mayoría (93%) no logrará sus objetivos si no duplican al menos el ritmo de reducción de emisiones para 2030. Una prueba más de que si estos compromisos no se implementan de manera decidida y monitoreada, desde el directorio, es muy difícil que se cumplan. Por eso, los directorios hoy tienen un enorme desafío: colocar la sostenibilidad en el centro, sin renunciar a la indiscutible y necesaria rentabilidad del negocio.
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