Presupuesto Base Cero, ¿y qué más?

Francisco Ortúzar

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El Ministro Briones ha propuesto realizar un Presupuesto Base Cero para priorizar recursos de la nación y tener un mejor gasto público el 2021. Este ejercicio está siendo recomendado como una metodología que ofrece una gran transformación para el mundo empresarial, sin embargo, es necesario tener claros algunos aspectos.

Primero, el ejercicio de productividad base cero es un buen punto de partida, un ejercicio razonable de hacer pero no es suficiente para que la transformación realmente se concrete en las empresas de manera sostenible.

Más bien es un ejercicio ejecutivo que sirve para dar lineamientos fundados dentro de las empresas, pero requiere metodología de ejecución adecuada para incorporar los nuevos conceptos en lo profundo de la organización.

Porque de hecho, muchos CEO´s ya están hablando de esta práctica, haciendo revisiones exhaustivas de sus gastos en medio de los bajos resultados y del crítico panorama que enfrentan, pero - no necesariamente -, han logrado la productividad necesaria, aun optimizando los recursos disponibles.

Acá lo clave, según nuestra experiencia, no es haber encontrado a nivel ejecutivo o consultivo, el porcentaje de un 10 a un 25% en que se pueden reducir los gastos, sino planificar el despliegue, porque de lo contrario, sólo se va a transformar en un 5 o en un 10% real de ahorro, y no se va a capturar lo proyectado en los planes iniciales.

La discusión real debe centrarse en cómo hacer ese deployment para lograr que esa oportunidad transformacional que se nos presenta realmente se concrete en la organización en el mediano y largo plazo, y no se diluya y quede acotada a procesos puntuales.

Pasa a ser relevante el cómo lograr que un ejercicio que ya están considerando y, probablemente, ejecutando las corporaciones, alcance un despliegue adecuado dentro de la organización.

Ese paso requiere ejecutarse desde los equipos internos para que agregue todo el valor buscado, considerando competencias de Enactive Management que apoyen este proceso. Lo notable entonces no es sólo identificar las áreas de ahorro, sino lograrlo.

Cómo hacerlo es tan o más esencial, y ese proceso debe ser liderado por el gerente general, con los equipos adecuados y la experiencia necesaria.

Entonces, más allá del establecimiento del presupuesto base cero, es necesario que la organización entera lo adquiera y lo haga propio, que lo legitime como válido. Para eso hay metodologías probadas en el mercado que permiten que esa legitimidad sea embebida por el organismo, para capturar realmente esa disminución considerable de costos que está planteada en el cimiento del base cero.

Las metodologías tradicionales dan las luces del resultado en el corto plazo, pero en la medida que van haciendo el deployment  empieza a decaer la productividad implícita y buscada, porque los procesos de negocios se resisten frente al deber hacer que viene como instructivo y no como una transformación propia.

En cambio, existen otras metodologías adaptadas al escenario pandémico, que capturan más rápido, y que entregan esa agilidad para adaptarse a las nuevas necesidades y evitar así el declive. Esa es la legitimidad pandémica que existe en este tiempo y que se requiere incorporar.

Por último, es importante detenerse en que cuando se quiere transformar para lograr estos cambios y alcanzar los máximos ahorros, se necesita que el Poder baje desde los niveles altos y al mismo tiempo suba desde los niveles bajos, produciendo una soft transition, donde ambas curvas se encuentren.

Así se podrá vencer “con” los equipos y no tan solo convercerlos. Ello se da basado en las cifras, que son pragmáticas junto con el involucramiento de los distintos equipos internos, porque la productividad se produce en los distintos procesos de negocios que se entrelazan unos con otros, optimizando los recursos, incluso con menos equipos o menos plantas productivas.