Asombro puede causar su nombre, pero qué dirían si supiéramos que las "tierras raras" están presentes en el día a día de los ciudadanos y se instalan hoy como una de las áreas estratégicas del desarrollo sustentable a nivel mundial.
El 5 de octubre de 2022, el diario El País de España titulaba "Canadá pisa con fuerza en las tierras raras" y explicaba que el gobierno de Justin Trudeau había presupuestado "unos 3.800 millones de dólares para apoyar el desarrollo y la aplicación de la Estrategia de Minerales Críticos, donde están incluidas las tierras raras".
A esta carrera internacional se sumó Suecia y el 13 de enero de 2023 la RTVE de España anunciaba que "Suecia encuentra la mayor mina de tierras raras de toda la UE y que ayudaría a reducir la dependencia de China".
Por otra parte, en un seminario relativo a las relaciones internacionales entre España y la Unión Europea, el expositor mencionó la relevancia que tiene desde el punto de vista geopolítico y estratégico disponer de estas "tierras raras", indicando que China cuenta con importantes –casi monopólicas- reservas, lo cual la convertía en un país privilegiado en esta materia.
Estas noticias me llevaron a leer más sobre este tipo de minerales, sus aportes e influencia en la agenda de desarrollo sustentable del futuro.
Al respecto, mi sorpresa fue mayúscula y positiva cuando entre los datos revisados me enteré de que Chile posee reservas de "tierras raras" y además que estaría pronto a ingresar a tramitación ambiental un proyecto en la Región del Biobío, con una innovación para rescatarlas de una manera pionera en la comuna de Penco: desde depósitos de arcillas iónicas y con un sistema de extracción superficial y en armonía con el medio ambiente, sin los impactos de la minería tradicional.
Chile tiene una oportunidad única de transformarse en un referente internacional en esta materia, respetando por cierto el medio ambiente y cumpliendo con altos estándares de sostenibilidad y sustentabilidad en sus procesos.
Estos elementos llamados "tierras raras" se utilizan para construir magnetos o imanes fundamentales para generar tecnologías y energías limpias. Desde los equipos de teléfonos celulares que ocupamos a diario, hasta los autos eléctricos y la electromovilidad dependen de este tipo de minerales. Sin duda un aporte importante para enfrentar el cambio climático y posicionar a Chile una vez más a la vanguardia de un área estratégica de desarrollo mundial.
Por otra parte, y atendido lo anterior, consulté también a algunos entendidos sobre otros aspectos vinculados a las "tierras raras", en particular sobre su valor, dada su escasez e implicaciones bursátiles. Se me señaló que dicho precio fue objeto de especulación años atrás, derivado de una verdadera burbuja de commodities. Sus precios declinaron a fines de 2011 como consecuencia del aumento de la oferta en el mercado proveniente desde Australia y Malasia. Hoy existirían en el mundo 130 millones de toneladas métricas, y una tercera parte están en China.
Finalmente, la oportunidad existe y ahora es la sociedad chilena y el Estado los que deben pensar si queremos ser un actor internacional importante en esta materia, pues es el minuto de tomar una decisión y tener una política clara y ambiciosa en esta línea. Entender que podemos ser más que cobre y litio, y desde ese rincón del mundo llamado Chile ser un aporte directo en la batalla contra el cambio climático en la misma dirección de Canadá y Suecia.
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