En las últimas semanas hemos observado que nuevamente La Polar se encuentra cuestionada. En esta ocasión por la venta de prendas falsas. Además, en el juicio entre AFP Capital y la multitienda se llegó a negociar la indemnización respecto al "primer caso La Polar", de 2011.
Mi intención no es criticar a la empresa, sino profundizar en el mercado de capitales. La relación entre él y los fondos de pensiones, que desde los años en que surgieron las AFP nos ha tenido a todos como socios inversores de las grandes empresas de Chile.
Ahondemos en el mercado de capitales chileno. Fue creado en conjunto con las AFP con la idea principal de que "el mercado necesita un flujo constante de recursos" y que los recursos "podían ser entregados por los propios trabajadores de forma permanente". En pocas palabras, los fondos de pensiones en parte financian el mercado de capitales y luego las empresas entregan dividendos (mínimo el 30% de las utilidades por ley) a los inversores. Con estos dividendos se aumentan los fondos de pensiones, logrando de esta manera una relación virtuosa entre entrega de fondos y pagos por la inversión correspondiente. Pero toda buena relación debe estar bien normada y, además, protegida para que no existan abusos de ninguna de las partes.
Podemos indicar que los problemas surgen cuando ocurre cualquiera de las siguientes situaciones:
a) Existencia de pérdidas en las empresas. Principalmente sucede cuando surgen inconvenientes económicos inesperados. En estas situaciones el mercado alcanza a enviar señales, y en general se produce una distribución o cambio de inversiones de los fondos en otras empresas, minimizando las pérdidas finales
b) Errores o engaños de los controladores o gerentes de una empresa, con lo que se aumenta ficticiamente el valor de las acciones. En esta ocasión el mercado no reacciona de la misma forma al descubrir la situación, sino que castiga las acciones en forma severa al igual que a los inversores. Y respecto de los fondos de pensiones invertidos, estos son castigados por la inversión realizada.
En la primera instancia, los fondos se mueven buscando refugiarse y no ser tan golpeados. Pero en el segundo caso, el daño es irreversible y los fondos son dañados permanentemente, con caídas enormes del valor de las acciones.
Respecto de la situación de nuestros fondos de pensiones, en parte somos socios o inversionistas de las empresas que cotizan en el mercado. Indirectamente, todos somos parte del mercado y del crecimiento del país. Pero cuando una empresa engaña en sus valores o resultados de los balances, el daño es mucho mayor para los fondos de pensiones, ya que no pueden recurrir a la justicia por indemnización directa por el daño. En el caso La Polar (2011), AFP Capital fue a la justicia, pero en la situación actual no se ha observado la misma diligencia del resto de las AFP. A mi entender deberían realizarse diligencias para revisar la situación de contratos de productos falsos o irregulares, ya que en el fondo el problema generará un menor valor de las acciones, que conllevará a perjudicar a los fondos de pensiones.
Además, podría ser positivo para las AFP realizar juicios o diligencias que esclarezcan estas situaciones, ya que uno de los cuestionamientos surgidos durante estallido social (2019) fue, en parte, por la situación de poca transparencia en los mercados. Al convertirse las AFP en las entidades que eviten prácticas indebidas, o en algunos casos evitar engaños dentro del mercado, puede que parte de la confianza perdida se pueda recuperar. Confiaremos en la entidad que tenga o quiera ejercer la capacidad de protección de nuestros ahorros. Muy por el contrario, al no realizar la labor de inversionistas institucionales protegiendo nuestros ahorros, las AFP finalmente serán vistas como parte del problema.
En realidad se puede decir que todos somos socios o accionistas de las grandes empresas del país, pero por falta de legislación o estructura del mercado -que permita proteger a los pequeños o micro inversionistas que somos, con nuestros fondos de pensiones- hoy nos encontramos con un problema de rechazo social a las empresas y al mercado en general. Por último, no existiendo leyes con sanciones fuertes en contra de irregularidades en el mercado de capitales, por ética las AFP deberían velar por la protección de nuestros fondos.
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