Ante el desastre comprobado, es urgente la transformación de la educación superior

Seguimos investigando la relación entre notas de colegio (NEM) y Ranking (RNK), PSU y rendimiento escolar en la Universidad. Se repiten las correlaciones negativas entre NEM y PSU o rendimiento, negatividad que aumenta cuando se considera el RNK. Es casi seguro que esto se debe a la heterogeneidad de las notas en relación a la preparación que traen los estudiantes para poder rendir universitariamente.

Un 7 en un liceo puede ser un 5 en otro. Es éticamente obligatorio pensar en otras formas de ingreso a la Universidad para evitar deserción, fracaso escolar, depresión y aun suicidio. Hay una deserción del 30% en primer año universitario.

No encontré cifras de deserción en años posteriores, a pesar que estas cifras deberían ser transparentes a toda la sociedad chilena. Hace algunos años tuve esas cifras y la tasa de aprobación estaba cerca del 40% si agregamos que sólo cerca del 40% de profesionales están trabajando en actividades de su profesión, llegamos a que la utilidad de la Universidad como productora de profesionales contratados en actividades para las que fueron preparados es cercana al 16%.

Hay un despilfarro monetario y de energía humana monumental, además de una decepción deprimente, muchos encalillados por varios años y una ganancia exorbitante para bancos, universidades privadas y empresas anexas a este enorme negocio.

Es absurdo que naciendo en Chile cerca de 250.000 niños anuales, en un ritmo mantenido por 40 años, se ofrezcan 280.000 a 300.000 cupos para la PSU y por ende a la universidad. El eslogan populista, mercantil y estafador de universidad para todos ha prendido. Todo instituto, profesional o no, quiere ser universidad.

La ley de Universidades del 81 y la LOCE no son leyes de universidades son leyes de institutos profesionales. Excluyen de la Universidad a las Facultades de Filosofía, de Ciencias, de Artes, de Ética y Humanidades, de Sociología y Antropología, etc.

Es decir, todo lo que es verdaderamente universitario dedicado a la búsqueda de la verdad (intelectualidad), bondad (ética y humanidades) y beldad (estética y arte) como era desde Grecia hasta la Reforma del 67-8 ha sido excluido.

Se aceptan los títulos profesionales pero sólo aquellos que puedan rendir ganancias, crecimiento y desarrollo a las empresas. Es urgente hacer una verdadera ley de universidades académicas. Tampoco hay una carrera académica nacional con competencia internacional. La calidad de la educación depende de la calidad de los profesores y esta depende de la calidad de los académicos, pero esta calidad no está garantida con fe pública para Chile. No puede haber calidad de la educación sin calidad académica.

Es urgente canalizar la formación de los estudiantes con el menor gasto de dinero y energía y formar lo antes posible a personal calificado para incorporarlo a la vida laboral y así mejorar la previsión y seguridad social. Las vocaciones existen y las plazas laborales diferenciadas son también una realidad inexorable.

Plantear que la universidad es una élite, es absurdo, todo trabajo es igualmente digno, pero no todos tienen dedos para los diferentes pianos. Querer llegar a la universidad como premio es incluso arribista.

En una sociedad la necesidad actual de profesionales académicos, es decir con sólida formación además del título en grados académicos, al menos de licenciatura abierta a magister y doctorado, es alrededor de 15%.

Un 35% debería tener títulos profesionales y técnicos, sin preparación académica y el restante 50% debería tener capacitación laboral de los oficios más diversos.

Todo esto en un sistema abierto de formación permanente, donde todos puedan capacitarse una vez recibida su formación básica y su incorporación al trabajo.

Pero se requiere un gran esfuerzo empresarial para reducir los tiempos de trabajo, cosa que viene de todos modos por la robotización, a 6 o menos hrs. diarias e incorporar horas para formación permanente no necesariamente conducente a títulos “productivos” sino que a grados académicos, participación en talleres literarios, círculos de arte, de mística, de historia, de ciencia, entre otros.

Propongo un sistema para solucionar en parte este problema. El gran fracaso que estamos viendo se debe a que estudiantes no preparados ingresan a un sistema universitario o de institutos profesionales en los que un alto porcentaje va a fracasar, porque su preparación en enseñanza básica y media es insuficiente. No podemos arreglar en este momento ese sistema, luego tenemos que proponer medidas que optimicen esa preparación sincerándola.

Derogar la LOCE y la LGE en lo que compete a definición de Universidades.

Dictar una nueva ley de Universidades diferenciando Universidades Académicas (con Filosofía, Ciencia, Arte y las otras no mercantiles mencionadas, más las mercantiles) y Universidades Profesionales similares a las existentes.

En las Universidades Académicas exigir programas de grados académicos tan sólidos y extensos como títulos profesionales, al menos 5 programas de doctorado y 10 de magister.

Dictar la ley de Carrera Académica Nacional (continuación de la Carrera Docente) con jerarquías competitivas con normativas internacionales y sueldos máximos y mínimos.

Acreditar universidades por el crédito de sus académicos en sus respectivas jerarquías y los cuerpos académicos suficientes para las carreras y grados que tienen.

Suspender esta PSU e idear una prueba de suficiencia de enseñanza media (PSEM) dada por todos los egresados de ella que sincere la preparación que cada estudiante tiene.

Con esa prueba y con un puntaje compatible con el percentil 85 u 80 el egresado da una prueba más bien PAA (aptitud académica) para entrar a la universidad; una PSTP (técnico profesional) con exigencia menor en PSEM (cercano a 500 puntos actuales) o una postulación a capacitación con cualquier puntaje PSEM. El ingreso a la universidad se hará con la PSEM y PAA. Estas recomendaciones se estudiarán de acuerdo a las probabilidades de éxito o fracaso en los diferentes niveles.

El sistema de Universidades del Estado tendrá los cupos suficientes para ese 15% de postulantes a las Universidades Académicas. Será mayoritariamente un régimen de dedicación exclusiva pagado totalmente por el Estado y se encargará además de los programas de perfeccionamiento profesional y académico de todas las regiones del país.

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