Beyer, el ministro del 28%

Escribí esta columna hace algunos días, en momentos en que en el Palacio La Moneda se le rendía un encendido homenaje al destituido ministro de Educación Harold Beyer, en un intento comunicacional por posicionarlo como un estadista y experto educacional apoyado transversalmente por amplios sectores de la sociedad, y que ha caído víctima de la politiquería.

No me cabe otro sentimiento que perplejidad e inquietud por la banalidad con que las autoridades gubernamentales tratan problemas tan profundos que afectan a nuestro país, mientras miles de familias padecen del cáncer del lucro que atormenta sus vidas.

No me siento capacitado para juzgar si la acusación constitucional estaba plenamente fundamentada, pero más allá de diatribas legalistas, el punto esencial es que efectivamente Beyer en particular, y el Gobierno en general, nada hicieron para acabar con el lucro en la educación.

Es más sus proyectos legislativos apuntan a legitimarlo, incluso a través de la creación de una Superintendencia, que más bien tendería a regularlo. Este hecho es notablemente palmario, ya que en ningún documento que alude al cierre de la Universidad del Mar, se menciona como elemento esencial el escandaloso lucro que se produjo en dicha institución de educación superior.

Pero más sorprendente aún es la manipulación informativa de querer presentarlo como el mejor ministro de los últimos tiempos en la materia y como un funcionario público con amplio respaldo ciudadano (les falta agregar querido) cuando en la última encuesta ADIMARK aparece con un pingue 28% de evaluación positiva y rankeado (término que tanto gusta a los tecnócratas) en el último lugar de todas las autoridades ministeriales, en un Gobierno que no destaca precisamente por el apoyo de la ciudadanía.

¿Cómo entender este falseamiento de la realidad tan evidente? A mi juicio por un factor absolutamente cultural: el binominal nos ha acostumbrado a que el 33,1% pueda decidir por todos los chilenos, lo que se agudiza todavía más en este caso, ya que nos quieren hacer creer que el 72% que rechaza el actuar del Ministro no tiene valor o está equivocado, importando más la opinión de unos pocos expertos, ya que tampoco se ha visto a una mayoría abrumadora de académicos y/o investigadores del área lamentando la destitución.

Parece preocupante entonces que nuestros políticos-empresarios, fabriquen realidades ignorando a las más de 100.000 personas que marcharon contra el lucro en la educación -avalando la destitución de Beyer-y a la organización estudiantil de la Universidad del Mar que representa a más de 18.000 alumnos apoyando la acusación constitucional.

Esos datos poco o nada importan a nuestras élites, que prefieren concentrarse en su propio mundo, cercado de los movimientos sociales y de las grandes mayorías ciudadanas, y prefieren palmotearse la espalda entre ellos antes que escuchar las demandas masivas de la población.

¿Y qué problema puede haber? Para ellos es natural que una minoría decida por las mayorías, sus cabezas funcionan binominalmente, el Ministro del 28% tiene un gran respaldo de la gente, tanto así, que con un poco más de apoyo, y si tiene paciencia, en cinco años puede llegar al Senado.

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