Chile avanza en educación

Coescrita con Nicolás Cataldo Astorga, ministro de Educación; y Claudia Lagos Serrano, subsecretaria de Educación Parvularia

Chile ha demostrado que es capaz de enfrentar desafíos educativos de gran magnitud y avanzar con decisión. La pandemia puso a prueba nuestro sistema educativo, causando rezagos en los aprendizajes, disminución de la asistencia, aumento del riesgo de desvinculación y deterioro en la convivencia. Frente a esta realidad, el Plan de Reactivación Educativa (2022–2025) se transformó en una de las prioridades del Gobierno, movilizando a comunidades educativas, autoridades y múltiples actores sociales. Tres años después, sus resultados se sienten en miles de aulas del país.

Por segundo año consecutivo, en 2025, de manera inédita, como Estado entregamos los resultados del Simce durante los primeros días de marzo. Esta anticipación permitió que las comunidades contaran desde inicios del año escolar con información oportuna acerca de la evaluación externa para orientar su trabajo pedagógico, complementándola con la evaluación de aula que realizan día a día en los establecimientos educacionales. Por otro lado, los resultados trajeron una noticia alentadora: en 2024, los estudiantes de 4° básico alcanzaron los puntajes más altos en la historia de la medición en Lectura y Matemática, con mejoras particularmente notables entre los sectores más vulnerables. Allí, la caída provocada por la pandemia fue revertida, y se redujeron brechas socioeconómicas que parecían inamovibles.

La asistencia a nivel escolar también muestra un giro positivo: entre 2022 y 2024, la inasistencia grave y crítica cayó casi 10 puntos, y la asistencia promedio subió tres puntos porcentuales el mismo periodo, alcanzando el 86,5%. Adicionalmente, la desvinculación escolar de estudiantes vulnerables disminuyó a sus niveles más bajos medidos. En concreto, más de 3.000 escolares permanecieron en el sistema gracias a acciones de revinculación.

Este esfuerzo debe ser permanente, por eso en agosto lanzamos Chile Presente: protegiendo trayectorias educativas, plataforma desarrollada junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que permitirá realizar un seguimiento a las trayectorias educativas de niñas, niños y jóvenes, a través de la actualización continua de datos sobre asistencia y matrícula, y así levantar alertas tempranas frente a riesgos y generar diagnósticos oportunos en todos los niveles del sistema educativo. Esta herramienta inédita, en fase de implementación, será un apoyo fundamental para más de 10 mil establecimientos educativos.

Los avances descritos no son casualidad, sino respuesta a una estrategia que combina visión integral, trabajo conjunto y uso de la evidencia. En específico se ha promovido la articulación de bienestar y salud mental, aprendizajes y asistencia como un todo inseparable; se ha promovido el fortalecimiento de capacidades de educadores y directivos; se ha acompañado la trayectoria educativa desde el nivel inicial hasta la media y se han tomado decisiones respaldadas por sistemas de evaluación y monitoreo. Y lo más importante, se ha construido una colaboración intersectorial y transversal que ha hecho de la Reactivación Educativa una causa común y transversal en nuestro país.

Detrás de cada cifra hay un esfuerzo colectivo: educadoras, educadores y técnicos en educación parvularia que han potenciado sus prácticas pedagógicas, equipos directivos que innovan en la gestión, asistentes de la educación que sostienen lo cotidiano, familias que vuelven a confiar en los centros educativos, niños, niñas y estudiantes con ganas de reencontrarse y aprender. Reactivación Educativa no es solo un plan técnico; es una labor vivida como propia en cada comunidad educativa, orientada y apoyada por el Ministerio de Educación y diversos colaboradores púbicos y privados.

Aún tenemos tremendos desafíos en educación. Persisten las brechas de aprendizaje según estrato social y género, afectando sus trayectorias. La convivencia educativa sigue siendo un reto sentido y complejo, al mismo tiempo que el dinamismo global exige herramientas de adaptabilidad e innovación. Sabemos que el desafío no se reduce únicamente a recuperar aprendizajes, sino que a proyectar una mejora sostenible que fortalezca la calidad integral y la pertinencia de nuestro sistema educativo, desde la sala cuna a la enseñanza media, resguardando siempre el bienestar de niñas, niños y jóvenes como centro del proceso educativo.

Chile ha demostrado que puede. Puede revertir tendencias adversas, puede movilizarse en torno a la educación, puede poner a las niñas, niños y jóvenes en el centro. Ahora debemos asegurar que estos logros sean solo el inicio de una mejora más profunda y sostenida, capaz de preparar a las próximas generaciones para contribuir al desarrollo humano y sostenible de nuestra sociedad.

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