¿Cómo hemos enfrentado el coronavirus en la educación?

A más de un mes del primer caso de coronavirus, los chilenos todavía no tenemos certeza de cuándo saldremos de esta emergencia. En efecto, todo el mundo está viviendo por primera vez en su vida una situación de este tipo, por lo que ha sido extremadamente difícil determinar la mejor estrategia para abordarla.

Sin embargo, la protección de la salud es el bien superior a preservar, por lo que hemos debido someternos a las recomendaciones de especialistas en el área. De esta manera, una de las medidas sanitarias que ha generado cambios más dramáticos en la cotidianeidad de las familias es el cierre de los colegios.

De acuerdo a la UNESCO, son más de 1.500 millones de estudiantes los que estarían sin clases presenciales por la crisis, contexto en el que la OCDE publicó un documento comentando los resultados de una encuesta a representantes de 98 países, sobre las políticas de educación de sus gobiernos durante la emergencia.

Entre ellos, llama la atención que un porcentaje importante respondió que su gobierno no ha tomado acciones para apoyar la continuidad del aprendizaje.

Otros respondieron que las recomendaciones gubernamentales no han sido adecuadas a las realidades de las escuelas, aunque varios mencionan planes claros con estrategias a implementar.

Ante esto, pareciera que las acciones que ya ha implementado el Mineduc son un gran avance. A dos días del cierre de los establecimientos ya contábamos con un sitio Web, gratuito, en términos del uso de Internet, a través del que se puede acceder a los textos y guías escolares.

Luego, se dispuso que las familias con mayores dificultades pudiesen recolectar guías impresas para sus hijos e hijas, y se consiguió que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo de despacharlas a los hogares más remotos.

Además, recientemente se anunció un nuevo canal de televisión, “TV Educa Chile”, que sólo transmitirá material pedagógico, y la entrega de 122.000 computadores a estudiantes de séptimo básico.

Igualmente, las autoridades ya han adelantado que se está trabajando en una priorización temporal del currículo, y en diagnósticos académicos y socioemocionales, para que el retorno a las escuelas se adapte a nuestros niños, niñas y adolescentes.

Por supuesto que ante la realidad de la emergencia y de las carencias de las familias es necesario seguir desarrollando y perfeccionando las medidas por parte del Mineduc.

A modo de ejemplo, todavía hay que asegurar la continuidad de programas para quienes tienen necesidades educativas especiales, de salud mental o de otros programas que están diseñados en torno a un sistema presencial de clases. 

Pero, dadas las características de lo que estamos viviendo, la responsabilidad de abordar el desafío no puede recaer en unos pocos y todos debemos encontrar la forma de aportar, ya que los tremendos costos de salud mental, aprendizaje y económicos, los están sufriendo hoy las familias chilenas y las consecuencias de ello nos acompañarán por aún más tiempo que la emergencia misma.

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