Complementos a la ley de inclusión, seamos generosos

Sofía Villavicencio

Ultimos publicados:

• Derechos de las infancias y discapacidad
• La pandemia no discrimina
• Discapacitados, actores de la nueva Constitución

En los últimos 11 meses, 10.476 personas con discapacidad pasaron a formar parte de una de las empresas que los han contratado acogiendo la ley de inclusión laboral promulgada hace casi un año. Ello por si sólo es un cambio social poderoso, que habla de un país que avanza, que es hoy más abierto, más justo y más equitativo en sus oportunidades. 

Junto con el anuncio anterior, el gobierno declaró la voluntad de seguir ampliando y perfeccionando la normativa vigente, incorporando la fundamental variable de la educación. Aquí pienso que está la clave, la educación es la base de todo cambio social exitoso. 

Los ajustes a la ley permitirán que quienes egresan de escuelas especiales puedan homologar sus estudios pudiendo así acceder a vacantes laborales en el sector público. Sólo ahí hay varias decenas de cupos a los que hoy no es posible optar. 

Pero ojo, junto a la oportunidad se hace más potente la obligación de entregar educación de calidad. Y es que no basta con tener “trabajadores disponibles” para ingresar al mercado. Además de recibir los beneficios de esta ley, tenemos que ser responsables y ponernos a la altura del desafío. 

Quienes otorgamos capacitación a personas con discapacidad tenemos la obligación de ofrecer trabajadores bien calificados para acceder a las vacantes que abre la normativa.

Y si hacemos un esfuerzo más podemos ser también creativos y generosos, y poner la experiencia al servicio del resto.

Por ejemplo, creando herramientas en línea para apoyar a profesores y docentes en colegios tradicionales y especiales con menos trayectoria en educación de personas con discapacidad. 

Los invito a demostrar que la discapacidad no es un límite, y que, por el contrario, nuestros alumnos tienen mucho que contribuir a las empresas que les han abierto puertas.