Desarrollo sostenible: contenido prioritario formativo

En el debate nacional que estamos teniendo, lo referido a la educación ha ido bajando de lugar, sumergido en complejos problemas políticos y económicos que enfrentamos y que ocupan un lugar preferencial en los medios de comunicación y en la conversación diaria en general. Ello preocupa, ya que la educación en su sentido amplio es la forma mediante la cual se favorecen los valores, actitudes, saberes y habilidades que necesitamos para el proyecto social del Chile mejor que todos deseamos para los nuevos tiempos, y que hay que escribir y destacar en la nueva Constitución.

Entre los muchos aspectos educacionales que deberíamos estar discutiendo, acordando y priorizando está el de desarrollo sostenible con toda la integralidad e impacto que tiene en la formación humana y en los cambios sociales, culturales y naturales que urgentemente se requieren a nivel nacional y mundial.

En efecto, si consideramos que el desarrollo sostenible conceptualmente se ha consensuado en tres dimensiones: ambiental, económica y social, ya que se desea la relación entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica, es clara su importancia formativa.

El resultado es un conjunto de objetivos relevantes que se expresan en otras cuatro dimensiones básicas: conservación del medio ambiente para no poner en peligro las especies de flora y fauna; desarrollo apropiado que no afecte sustantivamente los ecosistemas; paz, igualdad, respeto hacia los Derechos Humanos y por consecuencia democracia, con todo lo que ella implica. Como vemos, integra una gran cantidad de aspectos fundamentales para un buen vivir de todos.

Esta formación que debe estar en todo el sistema educativo, necesita tener un mayor énfasis y amplitud en lo que se realiza. Es cierto que desde que se creó el primer jardín infantil los párvulos plantaban y cuidaban huertas, y siguen haciéndolo, pero hay que avanzar a los temas nuevos y en todos los niveles educativos: reciclaje efectivo, valorización, buen uso del agua y de las energías limpias, alimentación saludable, potenciar huertas comunitarias; en fin, son muchas las actividades que pueden desarrollarse en esta área.

En su práctica y en la metodología que se debe utilizar, se interrelacionan muchos de los contenidos de diferentes disciplinas y actividades que son tan favorecidos en forma segmentada por la educación tradicional. En estos proyectos de desarrollo sostenible se integran las matemáticas, las ciencias naturales y sociales, la lectura y escritura, la expresión artística, y un conjunto de habilidades y actitudes esenciales como la curiosidad, la indagación, la construcción en grupo, la experimentación, el registro, la reflexión, el respeto por los derechos y la diversidad; aspectos todos fundamentales para la formación de seres humanos responsables y comprometidos consigo mismo, su medio natural, social y cultural.

Ojalá la Convención Constituyente dé lugar a este tipo de conversaciones constructivas, y llegue a definiciones como la que hemos señalado en esta columna, dentro de las muchas que hay que efectuar sobre lo que constituye lo esencial de una buena educación en estos complejos tiempos, para que sean esperanzadores y se despeje tanta nube negra que estamos observando.

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