Fortalecer lo público: oportuno y acertado apoyo a la recuperación de liceos emblemáticos

Desde el mes de agosto de este año, el Ministerio de Educación, a través de la División de Educación General (DEG), impulsa un Plan de Fortalecimiento de los Liceos Emblemáticos, con el apoyo de un grupo de universidades chilenas y que consiste en la implementación de programas de acompañamiento y desarrollo de capacidades profesionales en los equipos directivos, técnico-pedagógicos y profesores jefes. El mencionado plan incluye también una línea de trabajo con el estudiantado de 19 establecimientos emblemáticos de la educación pública de ocho regiones del país.

Este programa ministerial se enmarca en un proceso global de recuperación y fortalecimiento de la educación pública en Chile, la que por décadas se ha visto enfrentada a una serie de fenómenos que la han impactado de manera negativa. La municipalización y la privatización de la educación, políticas educativas implementadas desde 1981 y hasta 2017, produjeron en la educación pública un sostenido proceso de deterioro y desprestigio que, finalmente, provocó que la educación escolar financiada con fondos públicos fuese impartida principalmente por administradores privados. Los datos del propio Ministerio de Educación señalan una realidad compleja: el 54% de la matrícula escolar en Chile está concentrada en centros educativos privados que reciben subvención estatal y solo 35% de ella está adscrita de escuelas y liceos públicos.

Preguntarse por las causas que han generado este proceso, como suele ser en educación, es una tarea compleja. Sin embargo, es evidente que dos factores explicativos de este preocupante fenómeno se relacionan, por un lado con el abandono por parte del Estado hacia el sistema de educación pública; y por otro, con el evidente fracaso de la municipalización de la educación. Durante estas décadas, el estado de Chile ha brindado un trato igualitario a los centros educativos, sin hacer distinción entre los públicos y los privados. Y ello no es natural, aunque algunos enfoques simplistas así lo consideren.

La educación privada, compuesta por colegios pagados y por centros educativos particulares subvencionados por el estado, ha existido desde antaño y ha contribuido al desarrollo nacional de modo incuestionable. Es de esperar que ello siga siendo así. Sin embargo, no es natural que la educación pública no sea objeto de políticas públicas que propendan a su fortalecimiento y expansión. La creación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) constituye un avance indudable en esta dirección. No obstante, es necesario reconocer que, dada la profundidad del daño, se requiere promover el diseño de políticas y programas educativos que impulsen un proceso global, integral y sostenido en el tiempo, que genere condiciones, procesos y capacidades en el sistema público, con el fin de posibilitar su crecimiento cuantitativo y cualitativo.

El referido Plan de Fortalecimiento de los Liceos Emblemáticos constituye un avance oportuno y acertado en esta dirección. El grupo de 19 liceos integrados representa un ejemplo paradigmático en el que la educación pública chilena se mirará. La excelencia académica, la integración y la promoción social, la formación de ciudadanos y de líderes en diversos campos de la vida nacional, constituyen componentes fundamentales de la trayectoria histórica de este tipo de establecimientos educativos.

Ahora bien, el liceo público en su origen, se debe reconocer, respondió a la necesidad y a las características que tuvo la sociedad chilena de antaño. Ella, es indudable, ha vivido una serie de cambios y profundas transformaciones de las que la educación pública en general y los liceos emblemáticos en particular, deben hacer cargo.

El proceso de fortalecimiento de la educación pública, en curso, ha de saber integrar una serie de desafíos para ella y para este grupo de liceos. La inclusión, la alteridad, la interculturalidad, la igualdad de género, por un lado, el desarrollo de habilidades cognitivas como el pensamiento crítico, la reflexividad y la creatividad, por otro, son mandatos que la sociedad le plantea a la educación pública de hoy.

Es de esperar que este plan sea el primer paso de muchos, en el que el Ministerio de Educación y el Estado de Chile, se hacen plenamente cargo del presente y futuro de las escuelas y liceos públicos del país y, con ello, recupera la responsabilidad histórica que le cabe respecto de la formación de ciudadanas y ciudadanos comprometidos con el desarrollo nacional, con la democracia y los derechos humanos.

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