“El PIE es una estrategia inclusiva del sistema escolar, que tiene el propósito de contribuir al mejoramiento continuo de la calidad de la educación que se imparte en el establecimiento educacional, favoreciendo la presencia en la sala de clases, la participación y el logro de los objetivos de aprendizaje de todos y cada uno de los estudiantes, especialmente de aquellos que presentan Necesidades Educativas Especiales (NEE)”.
Así se define lo que en Chile conocemos como Programa de Integración Escolar (PIE), y a través del cual un niño con discapacidad puede acceder a los colegios del país y hacer efectivo su derecho a ser educado, acogido e incluido, de la misma forma que el resto de sus compañeros.
Hasta aquí, y al margen de las cientos de páginas escritas a favor y en contra del llamado PIE, tenemos un plan que es en suma positivo y que permite a niños con “necesidades educativas especiales”, el ingreso a un establecimiento “tradicional”.
Sin embargo, y aquí la falencia, en la gran mayoría de los establecimientos educacionales con PIE no existen profesores capacitados para trabajar por ejemplo, con un niño ciego o un menor con discapacidad auditiva.
En todos esos colegios hay otros treinta niños que en la misma sala requieren de la atención del docente que sobre la marcha debe descifrar cómo impartir el mismo contenido a un alumno que necesita aprender de una manera distinta.
Asegurar la inclusión de niños con discapacidad al sistema escolar tradicional es un acto de justicia, pero es también una “alegre problemática” de la que debemos hacernos cargo de manera más eficiente. ¿Que propongo?... hacer un acto de justicia más.
Hay colegios especializados en la educación de niños discapacitados, que tienen experiencia y profesores preparados. ¿Por qué no fomentar que esos mismos docentes compartan su experiencia con sus colegas de instituciones con PIE?
Siempre hemos dicho que la inclusión es tarea de todos, hay que demostrarlo ahora cuando la distancia y el tiempo son excusas de otra época.
La tecnología nos permite estar en aulas simultáneas, los sistemas “en línea” son una opción para que cada colegio PIE tenga en sus salas a un profesor preparado para apoyar no sólo al alumno con necesidades educativas especiales, sino también a ese docente que de pronto se encuentra con una “alegre problemática”.
Si el interés está, la creación de herramientas en línea tiene un costo relativamente bajo, el efecto es exponencial y en la educación de un niño, impagable.
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