Parece mentira que nos encontremos frente a un escenario donde la Ley de Kínder Obligatorio haya sido rechazada, considerando que en el año 2013 fue aprobada de forma unánime en el Congreso la reforma constitucional que definía la obligatoriedad del segundo nivel de transición de la educación parvularia.
Luego de ocho años de tramitación, pasar por la Cámara de Diputados, el Senado y una comisión mixta, nos enfrentamos a una triste realidad: una vez más intereses, que no son el bienestar de los niños y niñas de nuestro país, demuestran la poca valoración que se le da al nivel de educación inicial y el bajo apoyo que reciben los educadores de párvulos, quienes intentan generar conciencia en los padres sobre la importancia de llevar a sus hijos a este nivel para exponerlos a experiencias de aprendizaje a través del juego, descubrimiento, resolución de problemas, educación de las emociones y creatividad.
Se hace más difícil aún entender esta decisión cuando la tendencia mundial, además, muestra resultados de mejoría en los países donde el nivel ya ha sido declarado obligatorio. Tomemos algunos ejemplos del reciente estudio publicado por Unesco sobre el derecho a una educación preescolar: Right to pre-primary education: a global study.
De los 193 países que participaron en este estudio, 63 han garantizado la gratuidad de este nivel y 51 han aprobado la obligatoriedad. Todos estos países han alcanzado tasas más altas de bienestar infantil, medido a través del Índice de Desarrollo de la Primera Infancia (ECDI) de Unicef; estos resultados reafirman la evidencia de estudios anteriores sobre los beneficios a largo plazo que genera en los niños cursar el nivel preescolar, en términos de resultados de aprendizaje y habilidades socioemocionales.
En cifras concretas, el estudio muestra que aquellos países que han adoptado disposiciones legales para que la educación preescolar sea obligatoria tienen tasas de ECDI más altas que los países que no han adoptado este derecho. Los países con obligatoriedad llegan a 84% en el índice ECDI, 17 puntos porcentuales más que en los países sin obligatoriedad. Es decir, adoptar disposiciones legales para la educación preescolar obligatoria tiene una relación significativa con los niveles de ECDI.
Es importante además recordar que dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Marco de Acción en Educación de la ONU se impulsa a través de la meta 4.2 que los países brinden acceso a una educación preescolar de calidad para todos los niños y garantizar al menos un año de obligatoriedad y gratuidad en este nivel.
Esperemos que pronto Chile pueda unirse a esta tendencia mundial que con evidencia, demuestra ser el mejor camino para el bienestar de todos los niños y niñas.
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