Recientemente participé del Primer Encuentro Nacional de directores de Liceos Bicentenario, organizado por la Fundación Futuro y la Fundación Familia Piñera Morel. Esta actividad tuvo como propósito analizar esta exitosa política educativa desde la mirada del mérito, la movilidad social y una sociedad libre. Junto con lo anterior, se profundizó sobre los pilares de los Liceos Bicentenario para alcanzar la excelencia educativa y se abordaron sus desafíos socioemocionales y la oportunidad que ofrece la inteligencia artificial para su gestión escolar.
Más de 100 directores de todo el país, tanto de liceos científico-humanistas como técnico-profesionales, y con representación de las comunas de Pica, Calama, Cartagena, Viña del Mar, Rauco, Talcahuano, Osorno, Ancud, Las Condes, Vitacura, Colina, entre muchos otros, analizaron sus desafíos y oportunidades. En voz de los propios participantes, sus proyectos educativos con sello Bicentenario tienen un alto poder para revalorizar la educación pública en sus comunas y alrededores, "cuando adquirimos la categoría de Bicentenario aumentó de forma considerable nuestra matrícula", "las familias y estudiantes se sienten orgullosos de pertenecer a una comunidad Bicentenario".
En este sentido, cuando un proyecto educativo es de calidad, las familias lo escogen porque les garantiza un mejor futuro a sus hijos y pierde relevancia su dependencia administrativa (municipal, SLEP o particular subvencionado). Asimismo, la selectividad no es un factor clave para los resultados obtenidos por estos establecimientos, ya que desde que se implementa el Sistema de Admisión Escolar (SAE) no cambia la composición socioeconómica ni cultural de sus estudiantes.
Por otra parte, los directores destacaron el sello meritocrático de los Liceos Bicentenario, que promueve las altas expectativas en las futuras trayectorias académicas de sus estudiantes. Se citaron buenas prácticas de liderazgo y gestión escolar junto con exitosos ejemplos de sus egresados. Tal es el caso del Liceo Bicentenario Santa Teresa de Los Andes, de la comuna de Colina, que hace poco recibió la visita de un exalumno recién titulado de la prestigiosa universidad de Princeton, Estados Unidos.
Otro punto fundamental de los Liceos Bicentenario es la innovación y el compromiso permanente como método para alcanzar la excelencia e inclusión, tanto en proyectos academicistas, técnicos o artísticos, y que está arraigado fuertemente en su cultura institucional. En este encuentro participaron cinco directores que obtuvieron el premio LED, entregado por Impulso Docente para "destacar los liderazgos educativos que están cambiando la vida de miles de estudiantes en los distintos rincones del país".
Adicionalmente, asistió el profesor Pablo Ramírez, uno de los seis finalistas del Globlal Teacher Prize Chile, iniciativa que "reconoce a los profesores que aportan al desarrollo de sus estudiantes, comunidades educativas y el país".
Son tantos los éxitos de los Liceos Bicentenario, que resulta incomprensible el escaso apoyo con que cuentan por parte del Mineduc. Y no es primera vez que esto ocurre. Recordemos que en el segundo gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018) sufrieron un recorte presupuestario y perdieron la coordinación nacional que apoyaba su implementación. A pesar de las adversidades, estos centros lograron sobrevivir y en el segundo mandato de Sebastián Piñera (2018-2022), aumentaron a 320 instituciones en todo el país, incluyendo Liceos Técnico-Profesionales, Científico-Humanistas y Artísticos. No obstante, el actual gobierno del Presidente Boric le restó importancia a este exitoso programa escolar, luego de que en el año 2022, el ministro de Educación de la época anunciara el fin paulatino de los Liceos Bicentenario, dando un duro golpe a la movilidad e inclusión social en Chile. Tal fue el error político que prontamente debió retroceder y avanzar en la creación de 80 nuevos Liceos Bicentenario. Sin embargo, el apoyo y coordinación nacional por parte del Mineduc es inexistente y sus directivos se sienten abandonados.
Los Liceos Bicentenario en Chile son testimonio de la fuerza de un proyecto educativo centrado en el mérito y la inclusión. A pesar de los desafíos presupuestarios y políticos, han demostrado ser faros de excelencia y de la movilidad social. El reconocimiento a su labor, reflejado en premios y el éxito de sus egresados, subraya la importancia de una gestión escolar eficaz y una cultura de altas expectativas. Es imperativo que el Mineduc reconsidere su postura y refuerce su apoyo, porque los Liceos Bicentenario han probado ser cruciales no solo para sus estudiantes y familias, sino para el avance del sistema educativo del país.
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