El Índice Global de Confiabilidad realizado por Ipsos arrojó que Chile es uno de los países con menor nivel de confianza. El dato corrobora lo que, a estas alturas, parece no ser novedad: El descrédito de la ciudadanía frente a sus instituciones se ha consolidado como un hecho en la opinión pública. Lo expresan resultados de sondeos como la Encuesta Bicentenario, análisis realizados por el Centro de Estudios Públicos o alocuciones de autoridades como la del propio Presidente de la República, Gabriel Boric, quien reconoció hace pocos días su preocupación por este clima de desconfianza.
Frente a este escenario, recomponer confianzas a través de opiniones constructivas que permitan grandes acuerdos resulta del todo necesario, pero también difícil. Lo que parece sencillo, conversar, no lo es tanto, al menos en los tiempos actuales, y es por ello que palabras como las del director del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Alfredo Zamudio, adquieren aún mayor relevancia: dialogar "es un espacio de suma valentía" y de "resiliencia democrática", señaló.
Valentía y resiliencia democrática. Esos son algunos de los valores que deja el proceso de elaboración del nuevo Estatuto Orgánico de la Universidad de Santiago de Chile. Luego de 43 años, en los que rigió un Decreto con Fuerza de Ley impuesto por la dictadura, este 30 de octubre entró en vigencia un cuerpo legal nacido en democracia y gracias al trabajo de representantes de todos sus estamentos, académicas, académicos, funcionarias, funcionarios y estudiantes. Ciertamente, durante su construcción se expusieron diferentes perspectivas que motivaron debates y disensos, pero el resultado muestra que prevaleció el esfuerzo de concretar una voluntad en común. Después de cuatro décadas, una casa de estudios superiores del Estado con la historia y la responsabilidad que tiene la Usach frente al país y su futuro, no podía seguir estando regida por una carta de navegación establecida por el régimen militar y promulgada durante el siglo pasado.
El estatuto orgánico fue presentado públicamente esta semana, bajo el lema "Celebremos un nuevo comienzo", en una ceremonia abierta a toda la comunidad, que contó con la presentación de Los Jaivas y permitió vitorear canciones que adquirieron aún mayor sentido en el marco de este proceso, como "Todos Juntos". Así, se dio el vamos a una nueva etapa, en la que deberán redactarse y promulgarse importantes reglamentos que ya se encuentran en construcción.
El camino hacia la implementación de este nuevo DFL 29 ha demorado décadas, enfrentando muchas dificultades y exponiendo a la comunidad universitaria, que forma parte de una institución con la mayor cantidad de víctimas humanas de la Dictadura y una de las más intervenidas organizativa y financieramente, a sus peores fantasmas. Sin embargo, ha permitido demostrar cómo una comunidad de integrantes con distintas posiciones puede trabajar perfectamente por un objetivo en común, pese a las dificultades del contexto de desconfianza.
El ejemplo del nuevo Estatuto Orgánico de la Usach, elaborado gracias al diálogo, el debate, la memoria y la perspectiva de futuro, resulta clave y debe ser tomado en consideración si lo que buscamos es avanzar hacia instituciones más democráticas, participativas, inclusivas y equitativas, que les hagan sentido a las personas y permitan recuperar la confianza al conjunto de nuestra sociedad. Valentía y resiliencia democrática es lo que Chile necesita.
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