La pandemia ha llegado para marcar este 2020, donde las vidas de cientos de personas se han visto transformadas de todas las maneras posibles: económica, social, anímica, familiar, laboral, personal, entre otras. El coronavirus nos ha puesto a todos en un escenario donde las acciones deben ser tomadas con celeridad y urgencia, siendo esto un punto de inflexión de cómo seguirá la vida de la persona afectada.
Hoy las Pymes se juegan la vida. Desde el 18 de octubre la realidad para ellas se ha convertido en la construcción o destrucción de miles de empleos en Chile, donde la lucha por mantenerlas a flote no tiene color político, y donde todas las ayudas y propuestas van al mismo fondo, salvar a esta fuente fundamental de la economía y de los empleos del país.
El 98% de las empresas que mueven la economía nacional son Pymes, las cuales entregan trabajo a miles de chilenos a lo largo del país. Es por eso que la actitud indolente de la banca no puede pasar desapercibida. Esperábamos un actuar diligente, de inmediatez, de urgencia, para ir en ayuda de millones de Pymes que se están viendo enfrentadas a sobrevivir o desaparecer, porque la Pyme no quiebra, desaparece. Eso tenemos que tenerlo claro.
Desde el Congreso nuestra forma de apoyarlas ha sido la presentación de una batería de proyectos, entre los cuales se encuentran los créditos Fogape, aprobados en 24 horas de forma transversal, y la piedra tope de esta iniciativa fundamental para muchos ha sido la Banca, quienes han privilegiado su propio interés personal y empresarial de ver quienes son viables en estos créditos, quienes les sirven a ellos como clientes para poder prestarles estos ingresos, que por lo demás están respaldados por el Estado, y no han respetado el compromiso de colocar estos créditos a Pymes que han tenido problemas de DICOM, morosidad, boletín comercial, en fin, esas que no son viables, los bancos les están cerrando las puertas y con eso están destruyendo empleo.
Me temo que la banca va a tener que darle al país una explicación. ¿Cuál? Confesar al final de esta pandemia que ellos fueron partícipes de la destrucción de empleos en este país, pudiendo haberlo evitado ayudándolas y lo que privilegiaron fue su rentabilidad y no la prosperidad de un país entero.
Hagamos de este país un país de emprendedores, de micro, pequeñas y medianas empresas, donde las Pymes sean fuertes, seguras y estables, generando millones de empleos, donde Chile salga adelante lo más pronto posible de la pandemia sanitaria, social y económica.
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