Como todos los años, el invierno altiplánico se deja sentir en El Loa. Un fenómeno climático que ha acompañado a nuestros pueblos indígenas históricamente, y que en su relación con la naturaleza trae significados, pero también, como ha quedado en evidencia durante los últimos días, problemas de abastecimiento, viviendas dañadas, caminos cortados e incertidumbre en las comunidades del Alto Loa y Calama.
Ya va aproximadamente una semana desde que el frente climático develó la peor cara del centralismo que se vive en Chile. Las calles repletas de largas filas para que la ciudadanía logre acceder a agua, luego que la empresa sanitaria no tuviese un plan de contingencia para algo que - como expuse anteriormente - sucede todos los años.
Por otro lado, las autoridades regionales y centrales solo han actuado en la medida que la opinión pública ha hecho eco de la problemática a través de las redes sociales. Al parecer una vez más el Norte queda en el olvido.
La inconsistencia en el actuar de las autoridades gubernamentales a la hora de decretar Estado de Catástrofe y Alerta Sanitaria, van acompañadas de declaraciones que exponen un supuesto aprovechamiento político. Desde aquí les digo, No.
No se trata de aprovechamiento, no se trata de algo electoral, se trata de preocupación por lo que ocurre en nuestro norte y también en el país. El centralismo violenta a nuestras comunidades, tanto en el sur como en nuestra región.
La ciudadanía nortina está cansada de que cada año que el invierno altiplánico se deja sentir en la zona, pareciera que al aumentar el caudal del río, se aproximan días en donde el centralismo muestra su peor cara.
Así es, nos duele pensar que la ciudad que acoge a la gran minería, una de las principales fuentes económicas del país, no revierte importancia para el gobierno, y tampoco para los medios de comunicación en la capital.
Hemos alzado la voz durante años para que las demandas del norte grande sean escuchadas, la creación de un Royalty Minero, un Fondo de Desarrollo para el Norte, y otras instancias que puedan sopesar las inclemencias del sector productivo, y también hacer frente a estos casos en donde se necesitan recursos, pues estos son escasos e incluso develan la mezquindad que tiene el Estado con las regiones productivas.
Calama es la ciudad que alberga a trabajadores y trabajadoras de la minería, y aún así, aunque las condiciones debiesen ser las mejores, la provincia muestra altas cifras de pobreza, hacinamiento y desigualdad en la salud, la cultura y la educación.
Yo me pregunto…¿hasta cuándo tenemos que soportar que el norte y las regiones sean postergadas?, ¿tenemos que dotar de rasgos electorales a la figura del Intendente para que recién hayan acciones en pos de descentralizar el poder y los recursos?
La Región de Antofagasta, Calama y las comunidades del Alto Loa buscan respuestas, no queremos pensar que estamos siendo discriminados por el gobierno central, no queremos pensar que sólo se mueven por cifras electorales, no queremos pensar que el regionalismo en sus consignas políticas, es solo eso.
Mientras tanto, tendremos que movilizarnos y alzar la voz por nuestros pueblos, porque desde el norte sabemos que cuando el río suena, es porque trae la peor cara del centralismo que vivimos en Chile.
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