Sólo durante 2017, el Sistema integrado de Seguridad ECU 911 - el número único que implementó Ecuador para responder y gestionar de forma eficiente las emergencias de la ciudadanía - atendió 3.017.927 incidentes y aproximadamente 500.000 asistencias médicas, convirtiéndose en el segundo servicio que más solicitaron los ciudadanos. Su implementación generó un cambio cultural, que no sólo involucró a las autoridades y servicios de urgencia, sino también a la población,los beneficiarios directos de un proyecto que unificó a todos los organismos en uno.
Este sistema ya se ha instaurado en Argentina, Uruguay, Paraguay, El Salvador, México, Costa Rica y Panamá, convirtiéndose en un potencial modelo para implementar en nuestro país, pues somos uno de los pocos de toda la región que aún no cuenta con el servicio de emergencia 911.
Sin ir más lejos, contamos con diversos números: 131 para Ambulancias, 132 para Bomberos, 133 para Carabineros, 134 para la PDI, 130 para emergencias forestales y así podemos sumar varios más que empiezan con el prefijo 13.
Sin contar también los números con prefijo 14 y 600, que incorporan las emergencias vinculadas a otro tipo de instituciones como Fonodrogas, Mutual de Seguridad, emergencias energéticas, telecomunicaciones, entre otras, más los 350 números de emergencia de las municipalidades a lo largo de nuestro país.
Todo lo anterior exhibe que nuestro sistema de seguridad y asistencia pública es fragmentado, ya que cada institución tiene su propio número y que en un momento crítico, los ciudadanos deben escoger alguno de los diversos números disponibles, perdiendo tiempo valioso y complicando aún más la ayuda.
Para dar una idea clara del impacto que esto podría tener, en Chile mueren 7.000 personas al año por accidentes cardíacos, más de cuatro veces las ocasionadas por accidentes de tránsito. Un sistema integrado, muchas veces conocido por el número de emergencias 911, permite reducir significativamente los tiempos de respuesta, lo cual impacta de manera sustancial en la probabilidad de supervivencia por ejemplo, frente a emergencias como la señalada. Disminuir los tiempos de respuesta integrada a cinco minutos y menos, puede aumentar en más de un 50% la tasa de supervivencia, y en el caso de eventuales delitos, aumenta casi en igual proporción la probabilidad de arresto de un sospechoso.
En gran parte, nuestra dificultad es que los servicios de emergencias no tienen interoperabilidad, ni integración en sus plataformas tecnológicas, pues éstas no son compatibles entre sí.
Lo que quiere decir que ante una emergencia, por ejemplo, Bomberos no se puede comunicar de manera inmediata con las ambulancias dispuestas a lo largo del territorio nacional, con la finalidad que aquellas más cercanas a donde se presenta la urgencia atiendan el problema.
Ante lo anterior, nos preguntamos ¿Chile está preparado para desarrollar e implementar un 911? La respuesta es sí, la tecnología está disponible, sólo es cuestión de unificar fuerzas y establecer la mejor forma de ponerlo en marcha, de hecho en algunos países en donde ya se ha implementado, puede ser directamente del Estado o incluso a través de donaciones o aportes de la ciudadanía a través de un cargo a sus cuentas de algunos servicios.
Tener un 911 no implica un gasto mayor de recursos al que ya se genera en la inversión de todas las líneas mencionadas. Al contrario, la reorganización y unificación de todos estos números en un 911 genera eficiencia, ahorrando costos en la operatividad de la misma, y lo más importante, asegura una respuesta más rápida a las necesidades de la comunidad.
Una línea única de emergencia, permite a los distintos organismos públicos de seguridad intercambiar, transferir y utilizar en tiempo real y eficiente, datos y documentos entre sus sistemas de información. Ante un incidente, los organismos públicos de seguridad recibirían la misma señal de alerta y podrían asistir a las personas en el menor tiempo posible. Por eso en Estados Unidos el tiempo promedio de respuesta ante una emergencia suele estar en promedio de entre 5 y 7 minutos.
Es tal la relevancia de este sistema, que Ecuador realizó durante meses cursos de educación para todas las autoridades y sus ciudadanos. Incluso ahora, para fortalecer la eficiencia y gestión, implementará una plataforma tecnológica desarrollada por la Organización Panamericana de la Salud, en este sentido, en nuestro país, organizaciones privadas y ONGS ya han avanzado en esta línea trabajando en programas como (www.conectadosporlaseguridad.com)“Conectados por la Seguridad”, instancia educativa y de participación ciudadana, que desde 2012 viene desarrollado talleres para más de 19.000 niños en Latinoamérica.
La discusión que requiere plantearse en la opinión pública está clara y toma cada vez más importancia para tener #Un911ParaChile.
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