El fin de semana anterior -por primera vez- había probado el tusi, era el único que se había resistido, no sabe por qué. Sólo eso le importa ahora. No tuvo siquiera que salir, una aplicación fue la solución. En su pieza, sin que sus padres sospecharan iniciaba un camino sin retorno.
En junio se conmemora el Día Internacional de la Prevención del Consumo de Drogas. La última encuesta en población escolar en 2021 sobre consumo de alcohol y otras drogas de Senda dio cuenta de un descenso significativo en el consumo de marihuana, bajando 8 puntos desde la medición antes de la pandemia. Con todo, 1 de cada 5 niños consumió marihuana el último año. Coincidente con esa baja, la percepción de riesgo aumentó 3 puntos y la oferta cayó casi 10. Es decir, mayor percepción de riesgo y baja en la oferta explicaron la caída en el consumo escolar.
¿Es sostenible este resultado? El trabajo de los exdirectores de Senda, el psiquiatra Mariano Montenegro y el abogado Carlos Charme -en dos gobiernos distintos- tuvieron un elemento en común: La evidencia. Se preocuparon de revertir la dinámica indulgente que instalaba la inocuidad del consumo de cannabis frente a sus eventuales y discutibles propiedades analgésicas, sin considerar los efectos nocivos del THC. Asimismo, propusieron distintas fórmulas para comunicar y apoyar a padres y cuidadores para evitar que niños, niñas y adolescentes, iniciaran consumos de marihuana, alcohol y otras drogas, junto a modificaciones importantes a los marcos normativos y de fiscalización. Sin embargo, la calidad de la oferta en Senda se encuentra pendiente en su capacidad preventiva. No es menor que el emblemático programa "Senda Previene" haya sido observado de manera importante por la Dipres, implicando cambios que serán evaluados en los próximos años.
Ahora bien, un esfuerzo importante fue la instalación del "Elige vivir sin drogas", sin embargo, hoy solo se mantiene la encuesta que levanta en educación media, cuando vemos que es necesario comience mucho antes que se materialicen los factores de riesgos desencadenantes del consumo temprano. En la misma línea, investigadores de Duke University demostraron que las personas que comenzaron a fumar marihuana en la adolescencia y continuaron consumiéndola perdieron, en promedio, 8 puntos de coeficiente intelectual entre los 13 y los 38 años de edad. Recientemente investigadores del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca) y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA-USA), encontraron evidencia contundente de una asociación entre el trastorno por consumo de cannabis y la esquizofrenia entre hombres y mujeres.
La evidencia es cada vez más contundente en contra del consumo temprano y regular de cannabis, entonces ¿qué esperamos para tener una agenda más concluyente, clara y decidida para la prevención del consumo de marihuana en niños?
La prevención no sólo es una buena comunicación y marcos normativos claros, sino también es contar con una oferta con resultados, con fidelidad a la implementación y escalabilidad que permita estar disponible en un sistema que atiende distintos niveles de riesgo. Por cierto, supone lo anterior, ya que el mejor programa del mundo no tiene impacto en una sociedad que no cuida a sus niños, donde el botillero de turno le vende alcohol o en la cola de una feria le venden "clona". Es una carrera de largo aliento que precisa de una política de Estado. De esta forma podemos realmente llegar antes y dejar de llegar tarde. En el día de la Prevención seamos conscientes que queda mucho por hacer y que no podemos seguir esperando.
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