El poder del agradecimiento en los niños, herramienta para la vida

Es un período donde los rituales familiares y los encuentros en torno a la mesa se transforman en espacios sagrados de unión, afecto y contención. Es también una época de reflexión, y miramos hacia atrás, agradecemos lo que vivimos y nos preparamos para lo que viene. Sin embargo, más allá de la Navidad o el Año Nuevo, surge una pregunta clave: ¿Cómo podemos enseñar a los niños el poder del agradecimiento como práctica diaria?

El agradecimiento, entendido como un valor que invita a enfocarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta, tiene un impacto profundo en nuestra salud emocional. No se trata solo de "dar las gracias" por cortesía, sino de cultivar en los niños una capacidad de reconocimiento y valoración que los ayude a enfrentar la vida con optimismo y resiliencia.

Estrategias para trabajar el agradecimiento con los niños

El diario de gratitud familiar: Invita a tus hijos a escribir o dibujar tres cosas por las que se sienten agradecidos cada día. No tienen que ser grandes logros: puede ser el sol de la mañana, un abrazo, o haber jugado con un amigo. Hazlo un ritual breve y compartido antes de dormir.

La mesa del agradecimiento: Durante las comidas familiares, asignen un momento para que cada persona diga algo por lo que agradece ese día. Esta práctica no solo fortalece los vínculos, sino que ayuda a los niños a encontrar pequeños motivos de gratitud en la rutina diaria.

Cartas o dibujos de agradecimiento: Pide a los niños que escriban o dibujen una carta a alguien que haya hecho algo importante por ellos. Esto puede ser un amigo, un profesor o incluso un familiar. El acto de reflexionar y expresar gratitud fortalece su empatía y bondad.

El frasco de las alegrías: Coloca un frasco en un lugar visible de la casa. Cada vez que algo bueno suceda, anótenlo en un papel y guárdenlo ahí. A fin de año, pueden abrir el frasco y recordar juntos todos los momentos felices.

Modelar el agradecimiento: Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si como adultos practicamos el agradecimiento de forma constante y auténtica, ellos harán lo mismo. Reconoce y agradece en voz alta los esfuerzos de tus hijos y seres queridos.

La trascendencia del agradecimiento: Trabajar la gratitud en los niños no es solo una práctica espiritual o emocional, es también una forma de trascendencia. Nos enseña a mirar la vida desde la abundancia, no desde la carencia. En lugar de decir "come, porque hay niños que no tienen comida", podemos decir "agradezcamos por este alimento que tenemos hoy". Este cambio de perspectiva transforma nuestra narrativa y fortalece la salud emocional de nuestros niños.

El reconocido neurocientífico Richard Davidson nos recuerda que "las emociones prosociales, como la gratitud, pueden ser cultivadas". En otras palabras, no nacemos agradecidos, pero podemos enseñar a los niños a serlo. Y cuando lo logramos, les entregamos una brújula que los guiará hacia una vida más equilibrada, optimista y feliz.

Por eso, mi invitación es clara: No esperemos a fechas especiales como Navidad o Año Nuevo para agradecer. Hagámoslo un hábito diario. Que este fin de año sea un punto de partida para sembrar en nuestros niños una de las prácticas de bienestar más poderosas: el agradecimiento.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado